Quien esto firma quiere alertar que en la notable película ‘Paradise’, coproducción germano-iraní, de la Sección Las Nuevas Olas, vista ayer por la mañana y firmada por el realizador Sina Ataeian Dena, hay un innecesario y brutal asesinato en directo de un cordero, a diez minutos del final de su proyección.
En efecto, a quien esto firma le estaba interesando mucho la historia que cuenta de una joven maestra de primaria residente, con su hermana embarazada, en un barrio no demasiado recomendable de Teherán. Una joven maestra que afronta y se desespera ante la burocracia que, en función de su sexo, dilata especial e ilógicamente los procedimientos requeridos para conseguir un piso y ser independiente.
Una joven maestra harta de la oscuridad y tristeza de la obligatoria indumentaria femenina – vista incluso en ‘modelos’ diferentes en los escaparates de las tiendas de la capital – y que se permite, aún velada, cambiarlo por otros atuendos algo más coloridos cuando está al abrigo de miradas ajenas. Una joven maestra que es cómplice, y testigo, del severo adoctrinamiento de las pequeñas alumnas, sometidas a las normas de conducta y ‘moral’ religiosas, incluso en el recreo. Pero que, pese a todo, no consiguen arrebatarles su vitalidad y alegría.
Una joven maestra a través de cuyos ojos nos es dado contemplar, por contra, la libertad de movimientos y juegos de la que gozan los chicos. Las calles de hombres. Un motorista que la sigue mientras va en el autobús. Dos niñas desaparecidas. Con una puesta en escena impecable y una narrativa sin desmayo, sin clichés, ni tópicos, ni tremendismos… hasta el asesinato intolerable – expresamente para ser filmado, en el único plano gratuito de la cinta – de un animal hermoso e inocente. En ese momento, quien esto firma abandonó la sala.
No es de recibo que el cine, cualquiera que sea su nacionalidad, con medios tan sofisticados como rudimentarios y elementales para evitarlo, se permita perpetrar estos hechos criminales y aberrantes. No es de recibo. Por ello, como animalista, quien esto firma es aquí la voz de la víctima sin ella, de todas las víctimas que no la tienen, y expresa su más enérgico rechazo hacia la promoción y exaltación de estos actos feroces y salvajes y su difusión, y respaldo, en Festivales como este. Escrito queda y avisados-as quedan.