Aún no ha comenzado la decimotercera edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, pues como saben lo hace mañana, y ya hemos recibido el primer jarro de agua fría la gente de los medios.
Mientras el público lleva comprando las entradas desde hace unos diez días, a nosotr@s se nos limita y acorta dicho plazo hasta la víspera del Certamen, en la que recogemos las acreditaciones. Nada que objetar. Porque en las doce ediciones anteriores, y desde luego en estos últimos años, se ha facilitado nuestra labor permitiéndonos canjear ese mismo día citado, hoy en este caso, las de las proyecciones de toda la semana. A partir de la inauguración, lo hacíamos con las del día en curso y el posterior.
Así que quien esto firma, junto a otros compañeros más, se dirigió a la taquilla con su lista ya preparada. Pero se nos comentó que habían cambiado las normas – sin previo aviso- y que deberíamos esperar a mañana, porque no podíamos canjear nada. Visto lo inapelable, tres de las personas, que habían adelantado un día su viaje a Sevilla para tener su selección de películas resuelta, decidieron, aún estando acreditadas, comprarse abonos. Tal cual.
Puestas así las cosas, dos compañeros y esta firmante, nos dirigimos al hotel sede de la organización, donde nos atendió la jefa de taquilla – aunque quizás hubiera sido mejor alguien de prensa, por razones obvias – a la que le trasladamos nuestro malestar por este trato y las dificultades añadidas en el desempeño de nuestro trabajo. Pero solo conseguimos poder sacar entradas para mañana…
Habida cuenta de que las taquillas no se abren hasta las once, que no hay ninguna habilitada para acreditad@s, que estamos viendo dos películas por la mañana, con ruedas de prensa intermedias, que debemos escribir crónicas diarias y se supone que también alimentarnos y descansar… ¿no deberían facilitarnos las cosas?.
Porque, con todo ello, nos obligan a hacer colas apenas sin tiempo o a obviar proyecciones y encuentros de los que después deberíamos dar cuenta. Pero también arriesgarnos a perder títulos que despiertan grandes expectativas. Pues, aunque haya un cupo de entradas destinadas a la prensa y medios, de tod@s es sabido que se agotan y que, en más de una ocasión, nos hemos quedado sin poder verlos.
Escrito queda.