Archivo diario: noviembre 9, 2016

SEFF 016. Toma 12. Sección Oficial, ‘Amor y amistad’: Delicatessen

Esta mañana, durante la rueda de prensa, quien esto firma le dijo al escritor, guionista y realizador estadounidense Whit Stillman, cosecha del 52, y responsable de la coproducción entre Irlanda, Francia y Países Bajos, ‘Amor y amistad’, que quería darle las gracias por haberla hecho. Que quería darle las gracias por el soplo de vitalidad, frescura y alegría que había aportado a un Festival con una programación enjundiosa, no siempre fácil, dura y densa. Que le agradecía su compleja sencillez y el talento con que la había filmado y con el que había adaptado el libro.

Que valoraba mucho su tratamiento de los interiores, nada teatrales, con sus recovecos y secretos. Que estimaba que, siendo una película de diálogos, no resultara discursiva, ni pedante. Que le había encantado la presentación de los personajes por las mansiones en las que vivían y las pinceladas con las que se describían sus personalidades. Que la había disfrutado enormemente.

Pero, puesto que llegó tarde y no quería extenderse mucho, no llegó a comentarle su magnífico retrato de una dama tan diabólicamente inteligente, atractiva, manipuladora y ambiciosa. Un retrato que nunca la condena, porque en ella se expresa la condición de insoportable dependencia económica de las mujeres de su tiempo, bajo un implacable patriarcado.

Un retrato sin nada que envidiar al de Escarlata O’Hara, porque, además y a diferencia de esta, la confidente de Lady Susan es otra dama, su mejor amiga. Un retrato que borda una maravillosa Kate Beckinsale y en el que también brillan con luz propia Chlöe Sevigny, Stephen Fry, James Fleet, Tom Bennett y un largo etcétera. Un retrato de una clase, una época, una sociedad y un país que honra, y respeta, a la autora de la obra en la que se basa, Jane Austen.

94 minutos de metraje. Una factura  ambientación, vestuario y dirección artística impecables. Excelentes también la fotografía de Richard Van Oosterhout y la música de Mark Suozzo. Su historia, basada en el libro ‘Lady Susan’ de la novelista citada, da cuenta de los planes de una reciente viuda para conseguir un marido rico y otro para su joven hija, para lo que tendrá que hilar muy fino en un entorno que la cuestiona por su independencia.

Poco más hay que añadir salvo que su visión es un regalo, una delicia de sutileza, ingenio y humor. Una delicatessen que nadie, en su sano juicio, debería perderse.

SEFF 016. Toma 11. Sección Oficial, ‘Malgré la nuit’: Todo está permitido

Factura formal hermosa, elegante y elaborada, con diálogos repetitivos y ausencia de una mínima y coherente estructura de guión. Personajes casi continuamente en estado de trance o bajo los efectos de sustancias ilegales. Ambientes tan viciados como lujosos poblados de gente guapa – concretamente, de jóvenes y bellísimas mujeres- y de hombres, ni la mitad de atractivos, de todas las edades.

Las imágenes se suceden, encadenadas con fundidos en negro, y apenas si se insinúa el estado de cosas – en el más sangrante de todos ellos, pasada la hora de proyección – que lleva a la fauna que la habita a comportarse como lo hace.

Sexo explícito y dicen que amor, pero no se siente, ni se transmite. Dos brutales en las que la mujer, una de las protagonistas y, por decirlo de alguna manera, hilo conductor del filme, permite, y goza, con la humillación, el maltrato y las vejaciones físicas y psicológicas, a manos de un sádico mucho mayor que ella. Ningún argumento explicativo ha lugar en este caso, con la que está cayendo con el terror machista. La segunda, intolerable, propició la salida de la sala de quien esto firma. Pero antes había ya habido muchas deserciones.

Prostitución de alto standing y bajos deseos; porno duro; experiencias al límite; psicodelia; ambientes tan sofisticados como sórdidos; objetalización femenina;  papel de celofán que envuelve pompas de jabón y un todo vale ético y estético, en 150 minutos de metraje.

Dirigida por Philippe Grandrieux y coescrita por él mismo, John-Henry Butterworth, Bertrand Schefer y, lamentablemente, una mujer, Rebecca Zlotowski. Jessica Lee Gagné sabe fotografiarla muy bien y la música la pone, temas musicales lánguidos o potentes aparte, Ferdinand Grandieux.

De verdad, el argumento es lo de menos. La pueblan fantasmas y espectros sin alma, salvo para el apareamiento, y casi del todo despersonalizados. Puestas así las cosas, ustedes mism@s.

 

 

SEFF 016. Toma 10. Sección Oficial, ‘Ma Loute’: Irreverencias

Esta película francesa de Bruno Dumont, cosecha del 58, ha supuesto un fuerte contraste, en el concurso de ayer, con la ya reseñada ‘Mimosas’, de Oliver Laxe,  de la que se proyectó a continuación. Se trata, en efecto, de una comedia negra enloquecida, surrealista, iconoclasta e irreverente cuya pretensión, aunque no su logro, es no dejar títere con cabeza.

En la temporada estival de principios del siglo pasado y en un idílico lugar costero, vari@s veraneantes desaparecen misteriosamente. Dos ineptos y extravagantes inspectores se encargan de la investigación. El lugar está lleno de contrastes sociales, entre la alta burguesía y los humildes pescadores. Ambas grupos guardan oscuros secretos que se revelarán claves para la resolución del caso.

122 minutos de metraje. Su guión lo escribe también el propio director. Su preciosa y estilizada fotografía se debe a Guillaume Deffontaines. Su reparto, de lujo, incluye a Juliette Binoche, Valeria Bruni Tedeschi y Fabrice Luchini.

Las lecturas críticas y corrosivas que contiene ‘Ma loute’ contra la burguesía, los llamados servidores del orden, la hipócrita moral imperante, la religión y los privilegios de clase, entre otras muchas posibles, se desvanecen ante un tratamiento desmedido, plagado de excesos, disperso, de ritmo irregular, que acaba justificándose a sí mismo convirtiendo la negrura en astracanada y buscando tan solo el gag más facilón…

También están desaprovechad@s actores y actrices, especialmente una Juliette Binoche, casi debutante en el género, desaforada. Una pena.

SEFF 016. Sección Oficial. Toma 9. ‘Mimosas’: La fe mueve montañas

‘Mimosas’ ha sido definida como un western sagrado. De hecho, su historia – de 96 minutos de metraje, cuyo guión se debe a su director, el franco-español Oliver Laxe, cosecha del 82, y a Santiago Fillol y con una impresionante fotografía de Mauro Herce – da cuenta de las peripecias de una caravana que acompaña a un hombre santo, anciano y moribundo, y luego a su cadáver, por el desierto marroquí del Atlas hasta su lugar de origen, donde pueda ser enterrado y honrado. Pero para los guías y una mujer sordomuda, hija de uno de ellos, será una dura prueba el empinado, pedregoso, resbaladizo y abrupto camino de las montañas.

Quienes, en realidad, ha debido de sufrir un infierno en semejantes rodaje y caminos, entre el calor más ardiente y las nieves invernales, son las mulas, caballos y burros atrozmente cargados con personas y fardos duros y pesados, que aparecen en el filme. Todas las veces que se escriba son pocas. Es de todo punto inaceptable el abuso y la explotación, no digamos ya la tortura y el asesinato, de animales en las filmaciones. En muchos países es, además, ilegal. Nunca estará justificado en nombre de la creación artística.

Este es un extremo fundamental para que quien esto firma se cuestione el valor de esta propuesta. Una propuesta dotada, sin embargo, de una belleza plástica impresionante, de unos paisajes tan vivos y majestuosos, otros protagonistas más…, que cortan el aliento y de una historia y de una puesta en escena singulares, sugerentes y a años luz de la narrativa más convencional y trillada.

Pero la espiritualidad de que hace gala se acerca peligrosamente tanto al fundamentalismo, aunque sea muy sui géneris, como a la misoginia que las teocracias conllevan. A una escena concreta, y muy brutal, de la que no va a hacerse spoiler, se remite. Y todo ello, junto al maltrato animal, resulta invalidante a despecho de sus más que estimables valores citados. Suena mucho, desde ya, como candidata a un galardón. Es evidente que, pese a todo y por todo, tienen que verla.