Idrissa Diallo fue un joven inmigrante guineano de 21 años que murió, en circunstancias nunca aclaradas, en el Centro de Internamiento de Extranjeros, CIE, de Zona Franca, Barcelona, el 5 de enero de 2012, apenas dos semanas después de su llegada a tan controvertido espacio, de una insuficiencia cardíaca. Fuente de Wikipedia.
Aunque algunos de los allí retenidos denunciaron la pésima asistencia recibida por la víctima, sus compañeros de celda fueron liberados y no declararon. La jueza de instrucción negó a las asociaciones y colectivos el derecho a personarse en la causa. El cadáver, al que nunca se le practicó la autopsia, fue enterrado en una fosa común del cementerio y, tras la gestiones de diversas ongs entregado a sus familia y aldea cuatro años después.
Los comprometidos cineastas y activistas catalanes Xavier Artigas, cosecha del 80 y Xapo Ortega, cosecha del 72, que codirigieron ‘Ciutat morta’ y estuvieron muy implicados en el 15M y fundadores de la productora Metromuster, son los responsables de este documental.
El primero ha declarado a la revista Hordago que, para hacerla «Partimos de la muerte de Idrissa en un CIE en el año 2012 y de la necesidad de construir un relato colectivo sobre un hecho del que nadie se hizo responsable y que se pretendió silenciar enterrándole en un nicho anónimo, sin ni siquiera avisar a la familia»
Comenta también que, al comenzar el proyecto, se encontraron tanto con problemas económicos como con su desconocimiento de las políticas de migración y que han acabado siendo expertos en el tema y las personas que más saben del caso y los que conectaron con los familiares del joven para informarles de su fallecimiento.
En efecto, ambos tratan de reconstruir la aventura, el viaje y los itinerarios del infortunado protagonista en pos de lo que creía la libertad y un futuro mejor, para acabar siendo carne de cañón en un país que le custodiaba, que estaba obligado a protegerle y que le dio la espalda tanto en la vida como en su trágico final.
Y lo hacen de una manera honesta, objetiva y consecuente sin cargar las tintas, exponiendo sus datos, pero también, sobre todo, las oscuridades de un caso siniestro hasta culminar en la vuelta de sus restos mortales a su Guinea natal y en la ceremonia de despedida. Con testimonios de su madre, hermano, amistades…
Otro documento inapelable, valioso y necesario. Si piensan que ninguna persona es ilegal y que el derecho de asilo debería ser universal, honren a Idrissa y a todas las víctimas del racismo institucional y véanla.