Archivo diario: noviembre 13, 2018

SEFF, XV Edición. Sección Oficial. ‘Ruben Brandt, Collector: Patologías con arte

Esta película de animación para adultos del artista visual y cineasta esloveno Milorad Krstic, cosecha del 52, ha hecho historia en la Sección Oficial del SEFF pues por primera vez entra este género en el Concurso. De 96 minutos de metraje, la escribe también su director y su historia, sumamente original, remite a un psiquiatra perturbado por sus pesadillas con trece obras maestras del arte firmadas, entre otros, por Boticelli, Picasso o Andy Warhol… en cuya vida entra una cleptómana singular Mimi, que acaba de robar el Abanico de Cleopatra del Louvre, quien toma la iniciativa, junto a otros pacientes ladrones del terapeuta, de robarlas para así garantizarle la paz.

Y a ello se ponen, con éxito tras éxito, perseguidos doblemente por unos mafiosos y por un detective experto en este tipo de atracos, con una acción trepidante y una irresistible serie de guiños al cine y al arte, con Hitchcock, en el lugar donde menos se lo esperan…, y el cubismo como protagonistas muy especiales. Con una estética deudora de los glamourosos años 30.

Imaginativa, con misterios por desvelar, llena de humor y fantasía, es un brillante producto del mejor cine europeo del género. Quien esto firma, recomienda su visión de todas, todas, pues el disfrute está asegurado. Y háganlo con los sentidos muy alertas para captarla en toda su enorme riqueza de referencias y homenajes.

Tan solo tiene un reproche que hacerle, y es menor. Que su trepidante acción, ya señalada, ocupe la mayor parte de su metraje y nos deje con ganas de una mayor inmersión en las fascinantes personalidades de los protagonistas y de sus interrelaciones mutuas.

En cualquier caso, no se la pierdan.

 

 

SEFF, XV Edición. Sección Oficial. ‘Obra sin autor’: Eso mismo

El alemán Florian Henckel von Donnersmarck, cosecha del 73, conocido internacionalmente por ‘La vida de los otros’ (2006) que, entre otros muchos premios, ganara el Oscar a la Mejor Película en lengua no inglesa aborda en esta que nos ocupa – coproducción entre su país e Italia, de 188 minutos de metraje,  escrita por él mismo, con una hermosa fotografía de Caleb Deschanel y una efectista partitura de Max Richter – treinta años en la vida y en la historia de su nación y de su compatriota el pintor Kurt Barnert, desde el nazismo, hasta el régimen totalitario estalinista de la RDA y su paso al Oeste donde logra, finalmente, tener un estilo propio.

Más de tres horas de metraje dan para mucho… Lo único positivo que esta firmante ha experimentado con esta película es que no se ha aburrido en la mayor parte de su proyección, aunque la haya irritado en varias, bastantes, ocasiones, sobre todo en su tramo final y en su conclusión. De ahí que, contra su costumbre inveterada, vaya a ser breve en esta entrada pues debe escribir dos más sobre las vistas hoy.

La mayor parte de las amistades de la crítica la han valorado muy positiva y hasta exaltadamente. Ténganlo en cuenta y también que algún premio le puede caer… A quien esto firma no le ha interesado nada lo que cuenta, ni como lo cuenta. Sin filtros, ni matices, ni paños calientes, ni anestesia. NADA DE NADA.

Por el contrario, la ha encontrado irritante, superficial, con pretensiones de hacer Historia con mayúsculas y Teoría del Arte también con mayúsculas; tópica; maniquea; llena de clichés; misógina en el tratamiento de la protagonista – la estupenda, por otra parte, Paula Beer, apenas si retratada más que en su rol más femenino y del «simpático» amigo machista del personaje central.

Un personaje central al que compone, por decirlo de alguna manera, un pésimo e inexpresivo Tom Schilling. Con una visión esquemática y sesgada de determinados hechos y de los villanos tales como el interpretado por Sebastian Koch muy superior a su rol,  efectista y altisonante.

Y así podríamos seguir. Ustedes mism@s.