Nada le hubiera gustado más a quien esto firma – de izquierdas y republicana, para lo que viene al caso – que aplaudir sin reservas, ni reticencias, esta producción de Teatro del Barrio, de 84 minutos de metraje, escrita por Alberto San Juan, sobre su obra teatral homónima representada por la compañía citada, codirigida junto a Valentín Álvarez – que firma asimismo la efectista, pero eficaz fotografía – e interpretada, magníficamente, también por él mismo, Luis Bermejo y Guillermo Toledo y que ha sido posible gracias a un crowdfunding de cientos de personas conocidas y anónimas.
Sus reservas nacen de que está lastrada por su dramaturgia de origen. De que, en lo que se refiere a su puesta en escena, es teatro filmado, en el que apenas los primeros planos y ciertos efectos especiales muestran sus señas de identidad cinematográficas. De ciertos desajustes de ritmo, de algunas dispersiones y excesos narrativos que le hacen perder carga crítica.
Pese a todo ello, y dado que esta va a ser una reseña obligatoriamente breve y que este blog no es nada convencional, quien esto firma va a permitirse aplaudirla sin reservas en todo lo demás. En su valentía, en su pertinencia, en su visibilización del lado oscuro de esta llamada democracia y de su jefatura de Estado, en su contribución tan señalada a la Memoria Histórica.
Porque no se trata, pese a su título, tan sólo del Emérito – a quien sigue desde 1948, con saltos temporales, en los principales hitos de su vida, que son también los de este país – sino a los personajes, masculino plural, que le acompañaron en su andadura.
Desde Franco, el tirano al que debió su corona, a su padre, Don Juan de Borbón y a su hijo y sucesor Felipe VI. Desde Puig Antich y los fusilados del dictador que murió matando, hasta Adolfo Suárez, Martín Villa, Carrero Blanco, Felipe González, Kissinger y un larguísimo etc de políticos, generales, autoridades varias, empresarios y gentes del Régimen y de la llamada Transición.
Y los hechos, «ficcionados, pero reales» : el oscuro asunto de la muerte de su hermano Alfonso. Su connivencia con las monarquías tiránicas y absolutas. Sus comisiones por las ventas de armamentos. Sus amantes. Su papel en el 23 F…
Todos esos personajes, y sus circunstancias, están interpretados, se insiste, con excelencia por los tres actores citados que lo dan todo en aras de revelar lo que la Historia oficial oculta.
Por todo ello, y pese a sus defectos y carencias, debe ser vista, de todas, todas.