Quien esto firma, lamenta enormemente escribir que la tercera mirada de mujer de la la Sección Oficial vista hoy, la de la actriz, guionista, cantante y cineasta Valeria Bruni Tedeschi ‘La casa de verano’, no le ha interesado nada de nada.
Con numerosos tintes autobiográficos, esta coproducción franco-italiana – de 125 minutos de metraje, dedicada a su hermano muerto a causa del sida, bellamente fotografiada por Jeanne Lapoirie y con un reparto en el que están presentes su madre y su hija – la historia retrata una reunión en la preciosa mansión familiar en la que ella misma prepara una película con una amiga. Bajo la calma y la ligereza aparentes, las tensiones y los conflictos no tardarán en surgir y el duelo por un ser muy querido se hará presente.
La directora ni sabe lo que quiere contar, ni lo hace bien, en una mezcla indigesta – y aparentemente excéntrica – de comedia, drama, cine, o su ensayo, al menos, dentro del cine, con toques políticos y hasta de lucha de clases. Mal escrita y filmada, sin ningún amor por sus personajes, esquemáticos hasta decir basta, tiene además dos protagonistas, una es ella misma y la otra, Valeria Golino, de un patetismo chirriante y cercano a la misoginia. Aunque los compuestos por Pierre Arditi y Riccardo Scamarcio, pareja, por cierto, de la Golino, sea los que salgan peor parados… Por decir algo, pues ninguno tiene entidad.
Porque lo peor es que ha contado con un casting de lujo – además de l@s citad@s, Vincent Perez, Yolande Moureau y Noémie Lvovsky – para este disparate que, además, es aburrido, demasiado largo y vacío de contenido. O, al menos, así se lo ha parecido a quien esto firma. Inexplicable su inclusión en la Sección estrella del Festival.
Absténganse.