Archivo diario: noviembre 10, 2021

18 Festival de Sevilla. Toma 12, Sección Oficial. ‘Memory box’: ¡¡¡Mamma mia!!!

Quinta mirada de mujer en el Concurso, aunque sea en régimen de codirección. Esta película está basada en una versión libre de los diarios personales de su directora, escritos desde 1982 hasta 1988, la también productora, guionista y artista audiovisual libanesa Joana Hadjithomas, cosecha del 68, que la realiza con su marido Khalil Joreige, cosecha del 69, autores juntos y por separado de una filmografía prestigiosa y premiada.

La hija y nieta de unas inmigrante libanesas residentes las tres en Canadá recibe, en ausencia de su madre y dirigida a ella, una enorme caja llena de fotos, cartas, videos, cuadernos, dibujos, diarios… que se le reenvían a su progenitora porque la destinataria durante años de tales recuerdos de su país fue una íntima amiga que acaba de fallecer. Por descontado, la joven protagonista siente una inmensa curiosidad por ella pero no le permiten acceder al material, ya que contiene un terrible secreto familiar. Pero ella se las apañará para descubrirlos, descubrir las personalidades y el pasado de las mujeres de su vida y conocer sus raíces en el presente.

Todo ello narrado con una puesta en escena muy fresca, imaginativa y novedosa que divide la pantalla, que anima videos y fotografías, que construye imaginativos collages para sumergirse y sumergirnos en los mejores años de una joven vitalista y apasionada, con un grupo de amigas incondicionales y un amor intenso por un chico por el que su familia – su padre era un maestro pacifista – siente mucha prevención…

Todo ello en el marco de un Beirtut devastado y destruído, en el marco de un escenario bélico en el que la vida no tenía apenas valor y podías arriesgarte a perderla solo por salir a divertirte con tus amigas y por citarte con el chico del que estás enamorada. Otro motivo de fricción familiar, especialmente con su madre.

Esta es una película de y con mujeres en el mejor y en el menos bueno sentido del término, a juicio de esta firmante. En el mejor porque ayuda a conocerse, reconocerse y reencontrarse a las protagonistas unidas por fuertes, pese a sí mismas, lazos de sangre y a las amigas de siempre, esas que nunca se pierden aunque sus caminos se hayan separado. Ahí está esa magnífica celebración de la vida en el funeral de una de ellas en el marco de un Beirut reconstruído.

Y en el menos bueno, o en el peor, porque apenas si existen o se desarrollan por sí mismas, centradas en los vínculos con los hombres. Porque no puede, o no quiere, obviar ciertos clichés y tópicos al respecto nada rigurosos ni en el drama familiar, ni en el escenario político de un país asolado. Porque prima un sentimentalismo algo trasnochado sobre la Memoria Histórica libanesa. En la caja en cuestión y en el filme en cuestión.

Coproducción Francia-Líbano-Canadá, de 102 minutos de metraje. Su guion se debe a la directora y el director citados, nunto a Gaëlle Mace. Su excelente fotografía se debe a Joseé Deshaies y su potente banda sonora a Charbel Haber y a Radwan Moumneh. Su reparto se entrega incondicionalmente y es uno de los logros de ‘Memory Box’, además de su ya citada magnífica factura y efectos visuales.

Por sus valores, y pese a sus defectos y carencias, esta firmante les recomiendo verla.

18 Festival de Sevilla. Sección Oficial, Toma 11. ‘¿Qué vemos cuando miramos al cielo?’: La chica, el chico y el espíritu maligno

Pónganse en situación, abran sus mentes, abandonen sus zonas de confort, rompan sus esquemas y dispónganse a ver una película diferente, DIFERENTE a casi todo, o a todo, lo que hayan podido visionar. Dispónganse a ver una película RADICAL de fondo y forma en la que la sinopsis, que se mantiene con un hilo conductor a modo de narrador y voz en off, aporta tan sólo una cierta aproximación a lo mostrado.

Porque ningún plano es como se espera, porque ningún enfoque es el previsto, porque su puesta en escena es sorprendente – y hemos visto muchas nada convencionales… – porque su visión y tratamiento de la historia son singularísimos, tan singulares como lo es toda ella. Porque aquí no hay linealidad. Porque aquí el ritmo, el tiempo y los elementos dramáticos del relato son diferentes. Pero, ojo, hay un relato, un argumento, y es posible seguirlo dejándose llevar, permitiéndose fluir con y por ella por su arranque, nudo y desenlace que los hay, muy sui géneris, pero los hay.

Esta firmante va a intentar transmitirles la sinopsis. Chica médica, trabajando en una farmacia, conoce a chico deportista, apasionado del baloncesto. A fuer de encontrarse y chocarse – lo sabemos por la mencionada voz en off y por los respectivos zapatos de la pareja – acaban por enamorarse y se citan una noche en un bar. Pero un espíritu maligno acecha a la protagonista – estamos hablando de un romance fantástico – y así se lo advierten un brote de yerbas, una cámara de seguridad, una tubería y el viento. Tal cual.

Ya se sabe que los espíritus malignos – que, además, son burlones – interfieren y complican las relaciones humanas. Y este lo hace nada menos que cambiando radicalmente el aspecto de uno y de otra. Con lo cual ambos acuden a la cita y no pueden reconocerse. Por si todo ello no fuera ya poco, les quita sus dones. A ella sus conocimientos de medicina y a él sus facultades para el deporte.

Con lo cual tienen que cambiar de trabajo. Ella acaba en un bar y él ganando su sustento proponiendo retos a la gente. Y resulta que están al lado, pero nunca han hablado. Mientras tanto, el Mundial de Fútbol se está jugando y él es partidario de Argentina que está escalando las primeras posiciones. Mientras tanto, un equipo de rodaje busca seis parejas y les confunden con una, Ella y él lo aclaran, pero acaban aceptando hacer una prueba.

También nos presenta a varios perros callejeros muy aficionados al fútbol, cada uno de los cuales tiene su lugar favorito para verlo. Además se hace una crítica política sobre el trato que la especie llamada humana da a «nuestros hermanos animales». Por si no lo había hecho ya desde el minuto uno, a quien esto firma le acabó de ganar el corazón. Que tomen ejemplo esos cineastas que tanto les desprecian y maltratan de palabra y obra y quienes le rinden homenaje, en una Sección de este Certamen, a un antiguo torturador y asesino en serie de herbívoros inocentes…

Con estos mimbres el georgiano Alexandre Koberidze construye – en esta coproducción entre Georgia y Alemania, de 150 minutos de metraje, escrita por él mismo, bellamente fotografiada por Faraz Fesharaki y con un reparto coral muy solvente – una película llena de encanto, de humor y de ironía en la que el fútbol, el cine dentro del cine y tantas otras cosas nunca jamás habían sido rodadas así, que cuestiona todos nuestros referentes estéticos y de planificación, que está llena de encanto y esperanza, que tiene un final arrebatador que no va a desvelarse, pero que va a obligarles a ser lo más receptiv@s y, como se ha comentado antes, abiert@s posible.

Premio Internacional de la Crítica, FIPRESCI, en Berlín, todos los reconocimientos le son debidos. No se la pierdan y disfrútenla.