Al final de esta impecable, y de visión obligada, serie, la madre de la protagonista, Eva Casanueva, declara con la emoción a flor de piel, mientras la cámara enfoca su rostro y el lugar que describe: «La ventana de la cocina es un marco muy especial porque me asomaba para verla llegar y tengo su imagen. Ojalá nunca la pierda, porque es una manera de recordar a mi niña» y Antonio del Castillo, su marido y padre de Marta, hace lo propio con los ojos llorosos: «La luz de la cocina se queda encendida todos los días desde hace doce años. Se enciende todas las noches y es el faro de que aquí está su casa»
Doce años y 11 meses están a punto de cumplirse desde que se perpetró el crimen de una adolescente de 17 años cuyo cuerpo aún no ha sido encontrado. Por ello, como tributo, se proyecta, de vez en cuando y al comienzo del primer episodio que lleva por título ‘Apagado o fuera de cobertura’, imágenes de una tumba virtual en la que puede leerse: Marta del Castillo Casanueva, 19/VII/1991-24/1/2009 Sevilla. Episodio que arranca, como los otros dos que la componen, con una cita, en este caso de Jacques Lacan, que reza así: «El primer símbolo en que reconocemos la humanidad es la sepultura»
‘Nosotros, dice la progenitora, lo que queremos es enterrarla. Pero aquí estamos su padre y yo. Y, mientras haya de un del Castillo o un Casanueva vivo, esto no se va a quedar así» Todo empezó esa fatídica noche del sábado 24 de enero de 2009, cuyo diario escribió Eva. Vemos su letra manuscrita en las páginas mientras ella va leyendo: «Marta me ayudó a poner sábanas limpias, como todos los sábados, tras desayunar. Estaba muy contenta. No dejaba de hablar de sus planes de Semana Santa apenas terminada la Navidad».
Tenía que hablar con Miguel Carcaño, apenas un mes y medio de relación que ella abandonó por ser muy celoso y posesivo, para aclarar algunas cosas con él. «Ya me cuentas», «Vale mamá». La vi salir por esa puerta – planos de la de la casa – y fue la última vez que la vi». En cuanto al padre, entraba en el portal cargado con bolsas y le comentó, al ver la moto del asesino: «No te quiero ver montada ahí» y fue lo último que le dijo.
Mientras se suceden las luces y las imágenes nocturnas de Sevilla, pasan las horas y una joven que daba toques continuos con su móvil no vuelve… No dejan de llamarla madre, padre y amistades sin resultado alguno. Su hermana llora cuando recuerda el mal pálpito que tuvo y su mejor amiga lo mismo al saltar su contestador y luego el silencio. Samuel, presunto amigo de Marta, avala a su amigo Miguel diciendo que la dejó en casa a las 12 cuando aún no es esa hora…
El padre va al hospital Macarena a ver si está herida. Nadie dice nada y todos los colegas de Carcaño mienten, aunque aún no se sepa. Aporrean la casa, León XIII, 78, el escenario del crimen, aunque aún no se sepa. Luces apagadas, golpes repetidos en las persianas y el silencio como respuesta.
A las 2.10 se pone la primera denuncia, a la que segurirán otras dos más, pero la policía – que ha declinado participar en este documental, pese a haber sido invitada – no comenzará la investigación oficialmente hasta dos días más tarde, el lunes, 26 de enero, incumpliendo – nos muestran el documento – su propio protocolo ante la desaparición de menores que indica que las primeras horas son cruciales…
Los carteles con la cara de la chica están por toda la ciudad. El caso abre los informativos y no digamos los magazines de la mañana. La desaparición se asigna al Grupo de Menores en lugar de a Homicidios, lo que a posteriori se consideraría un craso error. Diluvia sobre Sevilla mientras la buscan desesperadamente.
Imágenes del lugar del crimen, el olor a lejía por todas las habitaciones, el vecino diciendo que les vió salir con una silla de ruedas. Antonio y Eva comienzan a hacer ruedas de prensa en la puerta de su casa para presionar y expresar su desaliento y sus críticas por cómo se han hecho las cosas.
Todos los medios están siguiendo el tema… hasta que Antonio del Castillo conoce de primera mano que Marta ha sido asesinada por Miguel Carcaño que, en su primera versión, cuenta que tras una discusión, le tiró un cenicero matándola.
En el segundo episodio, que comienza con la cita de El Lazarillo de Tormes: «¿Sabes en qué veo que las comiste de tres en tres? En que yo las comía de dos en dos y callabas», y que lleva por título ‘Red de mentiras’, se recuerda, en su arranque, la infancia de Marta. Se ven los videos y fotos familiares de su nacimiento, la primera nieta, la primera sobrina, una niña dulce y cariñosa, un bombón para su abuelo materno. Su casa está llena de imágenes suyas, de todas las edades, fotos y pinturas, con sus hermanas o sola…
Cuando, en una de tantas versiones mentirosas, se señala el río como el lugar donde arrojaron a Marta, allí están todos los efectivos policiales, un helicóptero, el ejército… No se escatima en medios para encontrarla en un Guadalquivir con 2 metros de lodo, donde los buzos buscaban el cádaver a ciegas.
Mientras, oímos conversaciones telefónicas entre los implicados y somos testigos de las reconstrucciones de los hechos – de los que el principal acusado ha dado ya varias versiones, tantas como las de la ubicación del cuerpo – incluyendo la agresión sexual para eludir al juzgado popular. Les vemos, les escuchamos, fríos, impávidos, indiferentes y ocultos sus rostros siendo imprecados, como sus representantes legales, en sus declaraciones ante el juez. Se nos muestran todos los documentos, todos.
Sigue especulando con la ubicación de los restos un asesino frío y cruel y del río al vertedero. La tiraron a la basura, sepultada bajo 40.000 bolsas, pero tampoco está ahí. La familia se niega a que Miguel Carcaño sea descrito como el ex novio y a que sea un caso, como todo parece indicar, de violencia machista. Y pide la cadena perpetua en declaraciones públicas, en audiencia con Zapatero y recibiendo en su casa a la oposición de Rajoy. Las presiones conseguirán que se apruebe en 2015 la prisión permanente revisable.
Y los detenidos declaran, baile de versiones, coartadas sospechosas, horas que no coinciden, imágenes borrosas en cámaras de seguridad que, por su imprecisión, no son aceptadas. En el episodio 3, titulado ‘¿No hay más preguntas, Señoría?’, la frase introductoria es: «De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes», de Jules Renard.
Pero esta mala gente sigue mintiendo y una madre y un padre se duelen del juez que condenó al único menor por encubrimiento y no por asesinato, pues en otra versión Carcaño le acusó de haber violado y asesinado a la víctima. Aún en otra más, hizo lo propio con su hermanastro, Francisco Javier Delgado, un personaje siniestro, junto a su novia María García Mendaro.
Un personaje al que oímos, nunca se ve – siempre va cubierto, encapuchado – clamando su inocencia. Y en el juicio de mayores son absueltos todos estos inquietantes dramatis personae: Fco Javier, María y Samuel, por falta de pruebas que les incriminen para desesperación de los deudos de Marta, hasta el punto de hacer declarar a Antonio del Castillo: «Quiero pedir perdón a mis hijas por formar una familia en un país donde la justicia y los estamentos sociales dejan mucho que desear». El único condenado, a 20 años de cárcel, es Carcaño. Todo parece perdido cuando…
… Cuando el jefe de investigación del programa, Ricardo Pardo Linares, llama a Paula Cons, la directora, y le comenta que la información de las antenas de telefonía podía ser mucho más concreta y los datos «crudos» existentes en los móviles, que no se utilizaron, quedaron registrados y permitirían saber dónde se desplazaron para ocultar el cuerpo.
Así que se cierra la serie con este rótulo: «A iniciativa de este documental, el Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla ha entregado a un perito judicial una serie de pruebas para analizarlas. Entre ellas, el móvil de Miguel Carcaño y «datos crudos» de los de Fco Javier Delgado, Samuel, María y El Cuco, que servirán para reconstruir con todo detalle los movimientos de los implicados la noche de la desaparición de Marta. A día de hoy, se está actualizando el móvil de Carcaño y se está a la espera de recibir los datos «crudos». Nada de esto se había hecho antes»
Producción audiovisual española, fechada este año, de 190 minutos de metraje divididos entre los tres episodios descritos. Su impecable guion, que da la palabra a todas las personas implicadas, lo firman su directora, Paula Cons, junto al cineasta andaluz José Ortuño, Marga Luis y Fátima de los Santos.
Su excelente fotografía se debe a Fran Fernández Pardo. Su investigación, tan documentada y rigurosa con material de archivo audiovisual inédito, la firma el citado Ricardo Pardo Linares. Nacho Abad es uno de sus productores ejecutivos e interviene en ella junto a otros periodistas, la fiscal, l@s abogad@s el delegado del gobierno de entonces y otras personalidades con visiones similares, complementarias o radicalmente distintas, que aportan complejidad y riqueza al análisis de una tragedia terrible.
Véanla y ojalá las nuevas investigaciones citadas den su fruto y los seres queridos de Marta puedan cerrar su duelo, aunque nunca, nunca, nunca, la herida de su ausencia, enterrándola dignamente.