Archivo diario: noviembre 12, 2021

18 Festival de Sevilla, Toma 16, Las Nuevas Olas. ‘Murina’: ¡¡¡Basta ya de maltrato animal en el cine y en la programación de los Festivales!!!

Esta firmante, inmersa en documentarles la Sección Oficial, pródiga en títulos más que interesantes, se permitió reservar una entrada para esta mirada de mujer – su debut tras la cámara premiado con la Cámara de Oro a la Mejor Ópera Prima en Cannes – la de la cineasta croata Antoneta Alamat Kusijanovic, cosecha del 85. Y se las prometía muy felices con tan magníficos precedentes. No imaginaba que abandonaría la sala a los dos minutos escasos de comenzar la proyección.

Arranca con un hombre y una mujer buceando, él lleva un arpón. Y los dos se acercan a su objetivo animal con intenciones claramente agresivas, pero el plano se oculta. A continuación, una mujer – de la que esta firmante ignora si es la protagonista- asesina con crueldad a un pez raya clavándole un cuchillo repetidamente y el animal se retuerce defensiva y dolorosamente antes de morir. Una escena gratuita, real, bárbara e indigna que se podía haber evitado. Esa crueldad infame descalifica todos los posibles valores artísticos y estéticos de la película.

Quien esto firma está más que cansada de clamar unilateralmente en el desierto a este respecto. De, por principios éticos y de compromiso con los derechos animales, salirse de las películas y no pasar del tema. sino explicarlo en una entrada como esta.

Lo hace sola, siempre sola. Y está segura, lo sabe muy bien, que hay personas con sensibilidad, conciencia, respeto y empatía por l@s sin voz como acreditad@s. Pero consienten y callan. Si fuéramos much@s, si podríamos cambiar las cosas. O intentarlo, al menos

Es indigno, intolerable, insoportable e indecente que haya filmes que exploten, torturen y asesinen a criaturas sintientes de todas las especies en sus rodajes directa e indirectamente habiendo leyes que, aunque bajo mínimos, lo prohíben. E igualmente lo es que sean premiados y programados en Festivales como este.

Un Certamen por el que quien esto firma siente un especial afecto, por el que siempre ha apostado, en el que considera un privilegio y un honor estar acreditada, cuyos programas recomienda en Hojas de Ruta previas y cuya Sección Oficial plasma, como en esta edición, en dos o tres crónicas diarias y que proclama a los cuatro vientos que es la verdadera Fiesta del Cine de nuestra ciudad. Pero que siempre, cada año, rompe indefectiblemente su corazón animalista.

Este mismo SEFF que, en una de sus Secciones de esta edición ha apostado, se reitera de nuevo, por el homenaje a un torturador y asesino en serie de nobles y hermosos toros retirado. Y, además, por si todo ello no fuera poco exhibe en la misma Sección ‘6 toreros yankees, 6’. El Festival se viste de luces y se cubre de gloria…

Las cartas boca arriba, aquí no hay equidistancia posible: o se está con la tortura y el asesinato de toros o se está en contra. Porque hay documentales antitaurinos espléndidos y rigurosos, pero se ha elegido uno a mayor honra y gloria de un matador y otro buceando en la historia de más torturadores y asesinos. Y nadie, nadie, nadie. lo ha mencionado ni cuestionado. Lamentable hasta decir basta porque precisamente la mayoría de la población de este país, singularmente la más joven, siente un rechazo creciente hacia la tauromaquia.

El lobby taurino lo sabe perfectamente y este Festival, de vocación tan transgresora, apoya esta barbarie, la avala y la ha avalado en esta edición hasta el paroxismo citado. Y a las perpetradas, como nos hemos hecho eco en esta entrada, contra seres indefensos e inocentes en muchos de los relatos fílmicos que selecciona y programa.

Quien esto firma no tiene palabras que no sean malsonantes ante tales indignidades. Una sociedad verdaderamente democrática y civilizada es respetuosa con los derechos animales. Y explotarlos, usarlos, abusarlos, maltratarlos y asesinarlos en general y en el cine, como en este caso, nos envilece como cultura y como país.

Esta firmante se siente especialmente cansada, aislada y abatida ante este estado de cosas. Por su parte, corta, cierra y espera que les hayan interesado, y servido, estas entradas. Puso todo su tiempo, su esfuerzo y su cariño en ellas. Gracias por leerlas y difundirlas.

Escrito queda.

18 Festival de Sevilla. Sección Oficial, Toma 15. ‘Vaca’: PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN

La animalista y vegana que esto firma no pudo soportar, y a duras penas…, más que 40 minutos de este documental, primero de este género en su filmografía y quinta mirada de mujer de este Concurso, de la actriz, guionista y cineasta británica Andrea Arnold – cosecha del 61 y Oficial de la Orden del Imperio Británico, de la que hemos visto las notables ‘Red Road’ (2006), ‘Fish Tank’ (2009) y American Honey’ (2016), las tres ganadoras del Premio del Jurado en Cannes – que, según la escueta descripción de su sinopsis que hace FilmAffinity: «nos sumerge en la trayectoria vital y la rutina de trabajo de una vaca en una explotación ganadera»

¡¡¡Trayectoria vital se escribe, rutina de trabajo, se escribe!!! En lo que nos sumerge en el horror de algo que no puede de ninguna manera ser llamado vida y en la, eso sí, explotación más inicua y feroz – que pasa por amable, les dicen bonita, vamos, ha tenido una chica, bien… – de criaturas sintientes por la especie llamada humana.

Centrada en Luma, que acaba de parir – y aún con las ubres doloridas e hinchadas y el cordón umbilical colgando, apenas si le dan tiempo de lamer a su bebita – que aún no se tiene en pie cuando la separan de ella. Los mugidos de dolor de la madre traspasan la pantalla, su mirada también nos interpela y conmociona. Pero debe ser ordeñada mecánicamente para extraerle toda la leche posible…

… Mientras su pequeña, encerrada como la madre, como las demás compañeras de infortunio y de infierno, en un mínimo cubículo, es forzada a alimentarse con un líquido blancuzco a través de un artilugio mecánico cuya «tetina» es demasiado grande, le golpea la cabeza, se mueve y apenas si la deja succionar.

Pero, cuidado, que no han acabado aún con ella, pues tienen que marcarla, sin anestesia y en vivo, con su número en las orejas y desmocharla por cauterización con un quemador en la cabeza. Prácticas ambas dolorosas con un animal que, se insiste, no se tiene en pie, que añora a su mami, que lame a sus compañer@s de infortunio por afecto y buscando sus ubres inexistentes en el zulo donde les tienen encerrad@s.

Mientras, los «simpáticos» granjer@s siguen «pendientes» de Luma y comentan con alegría que va a estar preparada otra vez. Se entiende que para ser montada, se entiende que para parir de nuevo, se entiende que para quitarle el nuevo bebé, se entiende que para que su leche sea de nuevo extraída, se entiende que para… En este punto, esta firmante no pudo soportarlo más y abandonó la sala.

La directora ha declarado al respecto. «Rodamos durante cuatro años y no manipulamos nada, no se podía, ni quería, orquestar nada. Tenía ideas sobre lo que podía pasar, pero lo que pasó, pasó… Me di cuenta que los ojos de la vaca Luma lo eran todo, que podías ver a través de sus ojos y que debía acompañarla en su experiencia». Así de «neutral», así de «objetiva», no hay crítica alguna en sus palabras y llama «experiencia» al atroz infierno que hacen con estas, se insiste, criaturas sintientes.

Pero, claro, aunque no fuera su intención le ha salido un documental que registra, lo pretendiera o no y aunque nunca tome partido, esta infamia y estas prácticas bárbaras. Por tanto, su resultante es animalista a pesar suyo. Y convierte en necesaria, aunque extremadamente dolorosa, su visión.

No estamos hablando de ficción sino de prácticas REALES, REALES, REALES, a las que normalmente no tenemos acceso. Y eso la convierte en una película valiosa pese a su autora que solo pretendía desmitificar, también en sus propias palabras, el romanticismo que rodea al mundo rural.

Producción británica de BBC Films, Doc Society y Halcion Pictures, de 94 minutos de metraje. Fotografía esta pesadilla muy bien, muy atenta a cada detalle y enfatizando el sentir de los animales, Magda Kowalczyk.

Andrea Arnold también ha comentado, al parecer sin rastro de cinismo e ironía, que «les agradece a las vacas su sacrificio y el inmenso servicio que nos prestan». Quien esto suscribe les pide PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN en nombre de su especie y les asegura que seguirá luchando porque se respeten sus derechos y sus vidas.

Escrito queda. Por un futuro sin explotación animal. Por un futuro vegano.