Saliendo hoy, lunes 8 de noviembre, de esta película, tercera mirada de mujer de la Sección Oficial, alrededor de las 15 horas, oí a un joven acreditado comentar literalmente: «A mí esta mujer me insulta». Refiriéndose a la crítica, guionista, actriz y directora francesa Mia Hansen-Love, cosecha del 81, en cuyo haber filmográfico se cuentan excelentes títulos como »Todo está perdonado’ ( 2007) ‘El padre de mis hijos'(2009) o ‘El porvenir’ (2016).
Refiriéndose también a esta su última propuesta – coproducción entre Francia, Alemania, Bélgica y Suecia, de 112 minutos de metraje, escrita por ella misma, bellamente fotografiada por Denis Lenoir e interpretada con solvencia por, sobre todo ellas dos, Mia Wasikowska, Vicky Krieps, Anders Danielsen Lie y un Tim Roth muy convincente.
Esta firmante se pregunta qué pudo insultarle a este chico de una historia en la que una pareja de cineastas, él unas décadas mayor que ella y con una hija – que se quedó con la abuela materna y a la que ella, especialmente, añoran en común – viajan a Farö, donde vivió Ingmar Bergman con la intención de inspirarse de cara a futuros proyectos en un verano en el que la frontera entre la realidad y la ficción se va progresivamente desdibujando.
Qué pudo insultarle de una mujer que filma este relato como un hermoso documento de amor por el cineasta, en tanto que clásico inmortal cinematográfico. Admiración nada acrítica, sino todo lo contrario, con su figura como hombre en relación a las mujeres. Casado en cinco ocasiones, en su mayor parte con actrices mucho más jóvenes que él, y a las que solía serles infiel dejando embarazadas a algunas de las amantes y futuras esposas. Y a sus nueve hij@s en tanto que padre ausente, él se reconoció también como un pésimo progenitor. Tan ausente que una de sus hijas desconocía su filiación… Pero así pudo crear como no hubiera sido posible para ellas.
Qué pudo insultarle de una mujer que registra todo eso, aunque no con tanto detalle como en esta entrada…, en palabras de la directora de la Fundación Ingmar Bergman, bravo por ella, otro país, no practican la hagiografía al uso, sino que son objetiv@s. Qué pudo insultarle de una mujer que también honra a su última compañera, enterrada junto a él en una tumba que estremece por su sencillez en la isla, la editora Ingrid von Rosen, con la que tuvo una hija y que se ocupó de reunir a tod@s l@s vástag@s de su marido.
Qué pudo insultarle de una directora que admira al artista – vemos su casa, su dormitorio, su sala de proyecciones, el molino donde solía trabajar, su sala aunque nadie puede sentarse en su silla, las localizaciones de sus películas, un Safari Bergman que recorre sus lugares, sus fotografías, rollos de películas… y hasta su sepultura como ya se ha mencionado – pero cuestiona al hombre.
Qué pudo insultarle de Mia Hansel-Love que además de todo lo escrito, construye en ‘La isla de Bergman’, una historia especular, una suerte de cine dentro del cine, que mezcla ficción y realidad a partir del proyecto de la mujer de la pareja protagonista y que tiene un giro final muy sorprendente. Que rezuma tanta melancolía como travesura y tanta nostalgia como lucidez.
Incomprensible sentirse insultado por este filme. Por la mirada sensible, sabie sutil y elegante, tanto en su forma como en su fondo, de una cineasta que va creciendo película a película.
No se la pierdan.
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