Archivo diario: noviembre 7, 2022

SEFF 2022, 19 Edición. Las Nuevas Olas No Ficción, ‘Polaris’: Ainara, Hayat, Leila, Inaya, el mar y la tierra.

Ainara es Ainara Vera editora, guionista y documentalista, de la cosecha del 85 – con seis premios en su haber por su ópera prima ‘Hasta mañana, si Dios quiere’, que puede verse en Filmin – responsable, tras la cámara y en la escritura, de este hermoso largometraje. Hayat es una capitana de barco, de 35 años, que surca los mares pero que añora a su hermana y única familia, Leila, que está embarazada y va a ser madre soltera en el otro lado del mundo y la preciosa Inaya es la bebita, hija y sobrina de las dos mujeres protagonistas que no siempre pueden establecer contacto por la falta de cobertura, pero que finalmente se encontrarán.

¡¡¡Qué belleza de película, qué paisajes tan espectaculares, qué vínculo tan estrecho y emotivo entre las dos hermanas, entre dos hermanas tan diferentes y tan marcadas por un destino que Inaya viene a conjurar!!! Sí, porque la realizadora no ha hecho un documental al uso, hablan las imágenes, los paisajes, el duro trabajo en el mar inmenso, azul, precioso e insondable del Ártico en el que hay que reparar las maquinarias – el principio y casi en el final, cíclicos, nos muestra a Hayat en las tripas del barco intentando resolverlo.

No es un documental al uso, en absoluto y esa es, con su factura impecable y la elegancia y belleza de su puesta en escena, lo que lo hace tan valioso. Es además feminista porque cuando la capitana habla de sus problemas en un mundo de hombres, no lo hace mirando a la cámara, sino en una reunión con su tripulación. O cuando comenta el acoso sexual sufrido, su voz está en off mientras el océano lame, con toda su imponente majestuosidad, playas lejanas.

O cuando confiesa que ella, y Leila, no sintieron jamás la ternura de su madre. Una madre adicta que se negó a, o no fue capaz de, rehabilitarse y por ello, porque le faltó ese afecto primordial, ese apego seguro que tod@ niñ@ necesita, piensa que nadie es capaz de quererla pese a ser consciente de su valía personal y profesional.

O cuando tanto una como otra piensan que eso ha creado una suerte de maldición en sus vidas, pero que esa niña tan preciosa, Inaya, ha llegado para conjurarla. Los grandes espacios marinos y los más pequeños de la habitación del hospital donde Leila recibe asesoramiento para amamantar a su hija, los del hogar donde la cuida y la atiende, los de la pantalla y el móvil donde las llamadas y las videollamadas se cruzan de una punta a otra de la tierra, cuando hay cobertura.

O cuando juntas las tres transmiten alegría y esperanza en el futuro. O cuando Hayat encuentra un nuevo trabajo de capitana en otro barco. O cuando ese final…

Coproducción entre Groenlandia y Francia, de 78 minutos de metraje. Su preciosa, espectacular, fotografía se debe a la propia directora y a Inuk Silis Hoeg y la igualmente notable banda sonora la firman Amin Bouhafa y Cocanha.

NO SE LA, NO SE LO, PIERDAN.

SEFF 2022, 19 Edición. Selección EFA, ‘La emperatriz rebelde’: La tiranía de la belleza, la maldición de la edad…

«A los 40 años, una desaparece, se disuelve y se oscurece como una nube», así reflexiona la emperatriz consorte de Austria, Isabel de Baviera, la famosa Sissi, en la Navidad de 1877 en ese aniversario tan fatídico para ella.

Y así arranca esta singular coproducción entre Francia, Luxemburgo, Alemania y Francia, de 112 minutos de metraje, escrita y dirigida por la guionista, dramaturga y cineasta Marie Kreutzer, cosecha del 77. Fotografiada con excelencia por Judith Kauffman, su música – anacrónica y contemporánea – se debe a la cantautora Camille.

Interpretada por la magnífica y carismática Vicky Krieps, justamente premiada por esta composición en Un Certain Regard de Cannes y en Sarajevo, obtuvo el Premio a la Mejor Película en el BFI London Film Festival y es precandidata por su país al Oscar 2023 a la Mejor Película Internacional.

La realizadora retrata a esa soberana tan retratada, para lo mejor y para lo peor, en cine y en series eluyendo el mito y acercándose, acercándonos a una mujer a quien no se le permitía opinar sobre ningún asunto, en quien se escrutaba – incluso, se nos muestra aquí, con comentarios que rozaban el insulto, la falta de respeto y la impertinencia – el paso del tiempo, el peso y la forma física.

A una mujer alienada, pero paradójicamente lúcida, que se sometía a dietas estrictas, ayunos a todos los efectos, trastornos alimenticios a todos los efectos, que comprometían su salud. A ejercicios en los que fue pionera. A corsés tan estrechos que le comprimían la respiración. A quien se veló la cara, aún siendo joven, para que no se percibieran los estragos de la edad en su rostro.

A una mujer esclava de tales cuidados, consciente de ser un icono de belleza y de moda, como los de una melena que le pesaba enormemente y de mantener sus kilos a raya. De hecho, no llegó a los 50 teniendo una estatura de 1.72, muy alta para la época. A una amazona apasionada, a una caminante sin tregua que paseaba incluso en la oscura noche por los jardines del palacio.

Pero también a una mujer adelantada a su época, culta y con ideas propias que no se le permitía expresar. Infelizmente casada, radicalmente opuesta en carácter y personalidad a su marido e incluso a sus hij@s a quienes les perturbaban y avergonzaban algunas de sus actitudes. A una dama que se permitió invitar a la amante de su marido, un libertino a todos los efectos, y pedirle que siguiera compartiendo su lecho.

A una viajera infatigable, tan afectuosa como tirana con sus doncellas y damas de compañía, a la más íntima no le dejó casarse. A una prima cómplice y cariñosa, que adoraba a Ludwig. A una fumadora empedernida. A una mujer moderna en el más integral sentido del término. A una soberana sin poder real. A una criatura torturada y contradictoria. A una persona que despierta nuestra empatía pero cuyas aristas y oscuridades también nos son mostradas.

Y la retrata y lo hace permitiéndose, dentro del necesario rigor histórico, muchas licencias narrativas como la de cortarse la melena. Y la retrata accesible e inalcanzable, déspota y tierna, presa en una jaula de oro de la que no podía escapar. Y la retrata muy bien, apoyada por una factura impecable elegante y tan majestuosa como contenida, sin concesiones al mito pero comprendiéndola. Una mirada de mujer, a la vez osada y rigurosa, sobre una monaca de leyenda.

Deberían verla.