En memoria de Mahsa Amini, joven iraní de 22 años, secuestrada, ferozmente torturada y asesinada el pasado mes de septiembre por los Policías de la Moral de su país, por no llevar correctamente puesto el hiyab. Crimen machista, terrorismo machista institucional, que desató una oleada de protestas que aún siguen, emparentado con los del protagonista real de ‘Holy Spider’
Y en las de Afsaneh, 30, años con una hija de 9, asesinada el 7/8/2000; Layla, asesinada el 10/8/2000; Fariba Rahimpur, asesinada el 11/8/2000; Massoumeh, asesinada el 3/1/2001; Sarah Rahmani, 27 años, asesinada el 16/2/2001; Azam Abdi, 45 años, asesinada el 29/2/2001; Sakineh Kayhanzadeh, 50 años, asesinada el 19/3/2001; Khadijeh Full Qasri, asesinada el 23/3/2001; Marzieh Saadatyan, 35 años, asesinada el 12/4/2001; Maryam, 35 años, asesinada el 14/4/2001; Touba, 35 años, asesinada el 15/$/2001; Azra Hajizadeh, 31 años, asesinada el 24/4/2001; Maryam Beygi, 28 años, Shiva y Zahra, asesinadas el 3/7/2001; Leila, 20 años, asesinada el 11/7/2001; Mahboube Allah, 18 años, asesinada el 24/7/2001 y Zahra Dadkhosravi, 33 años, asesinada en agosto. Fuente: Wikipedia
Todas ellas, mujeres iraníes prostituídas procedentes de entornos paupérrimos, desestructurados y marginales, muchas adictas a las drogas, fueron brutalmente estranguladas en los alrededores de la Ciudad Santa Mashhad – cerca del mausoleo del imam Reza, del que era fanático seguidor – por Saeed Hanaei, de 39 años, trabajador de la construcción, voluntario en la guerra entre Irán e Irak, casado, con dos hijas y un hijo.
Sobre este feminicida en serie, llamado el asesino de la araña, ¿ qué tendrán que ver estos animales con semejante monstruo…?, porque las atraía a su casa, las estrangulaba con sus pañuelos y envolvía sus cadáveres con el chador – que pretendía limpiar a su ciudad de la corrupción moral, se han hecho varias películas en cine y televisión.
Esta que nos ocupa es la última propuesta del guionista, editor y director de cine iraní, nacionalizado danés, Ali Abbasi – cosecha del 81, con títulos en su haber como ‘Shelley’ (2016) y ‘Border’ (2018), con la que consiguió el Premio de Un Certain Regard en Cannes – integrada en la Sección Ofical del Festival de Sevilla.
El realizador convierte esta historia real en un thriller político de alto voltaje en el que renuncia a cualquier tentación de estilización estética, de contención, de fuera de campo o de elipsis en la puesta en escena – algo que a esta firmante le chocó en un principio, aunque luego comprendiera y aplaudiera esta elección narrativa – para mostrar los crímenes con toda la brutalidad, la saña, la tosquedad, la sordidez del contexto y la ferocidad insoportable con las que se cometieron.
Para mostrar la intolerable violencia machista, la indeseable misoginia, social, laboral, económica y política que sufren las mujeres de su país de origen y no sólo las víctimas de estos odiosos crímenes. Para mostrar el odio que se les tiene, para mostrar que no tienen derechos de ciudadanía, ni derechos de cualquier clase, sin el respaldo masculino.
Para mostrar todo ello, lo ejemplariza en el personaje ficticio de una periodista valiente – magnífica Zahra Amir Ebrahimi, justamente premiada en Cannes como Mejor Actriz – que es acosada, y luego despedida, por un jefe que la tildó de provocadora. Que debe soportar, aunque rechazándole con firmeza, las insinuaciones y encerronas en la habitación de su hotel – en el que, como mujer soltera y sin acompañante masculino, no le permitían alojarse, pese a su reserva, hasta que mencionó su profesión – por parte de un policía e incluso también, a otro nivel, del «simpático» colega que la tiene por una presa fácil.
Una brava mujer que no duda en internarse en los barrios más conflictivos y peligrosos, escenarios de los crímenes e incluso hacerse pasar por una prostituta, para identificar, con el respaldo del colega citado que luego les pierde de vista, y sufrir un cara a cara de extrema violencia con el criminal del que sale airosa por sus propios medios y que tiene aún que soportar que el amigo le diga que la salvó él…
Para mostrar también la corrupción de una teocracia religiosa a través del juicio que intentó, contra viento y marea, salvar al culpable. Un indeseable que recibió un enorme respaldo popular, que se convirtió en un héroe de masas, que fue apoyado mayoritariamente por su «limpieza» asesina y que dejó la semilla del MAL inscrita en los genes de su hijo: terrible escena en la que el niño explica con orgullo el modus operandi asesino de su progenitor.
Abbasi, pues, no deja títere con cabeza en este potente, intenso, negrísimo, crudo y tan cruel como el escenario que retrata, relato fílmico en el que abunda en los detalles más duros y sórdidos porque, por todo lo escrito, son relevantes e imprescindibles. Como mujer y feminista se lo agradezco y le admiro por ello.
Coproducción entre Dinamarca, Alemania, Francia y Suecia, de 117 minutos de metraje. El tan sólido guion lo escribe el propio director junto a Afshin Kamran Bahrami. La excelente fotografía, teñida de la oscuridad de lo narrado, la firma Nadim Carlsen y la banda sonora, de la que puede decirse otro tanto, es de Martin Dirkov.
Una gran película, valiente, justa y necesaria. Ni se les ocurra perdérsela.