Esta película singular, para lo mejor y también para lo no tan bueno, tiene un título – no es lo único… – algo confuso. Porque no se trata del nombre y el apellido de alguien, ya que google explica que cliff significa peñasco o acantilado y walkers significa paseantes, así que sería, traducido literalmente al castellano, los y las caminantes del acantilado.
Y Wikipedia comenta ampliamente su sinopsis en estos términos: Ambientada en el estado títere japonés de Manchukuo, sigue a cuatro agentes del Partido Comunista de China, dos mujeres y dos hombres, dos parejas entrenadas en la Unión Soviética, que aterrizan en paracaídas en los gélidos acantilados de Harbin, con la misión secreta de liberar a un prisionero que muestre, ante la comunidad internacional, las atrocidades contra los derechos humanos perpetradas por el Escuadrón 731 del Ejército Imperial Japonés.
Al aterrizar, el equipo se divide en dos grupos para evitar ser capturados, deshaciendo las parejas citadas. Cada uno/a lleva consigo una pastilla de cianuro para ingerirlas en caso de captura, evitando delatar a sus camaradas. Pero pronto descubrirán que el grupo de contacto para la misión está infiltrado de enemigos y no es de fiar y que uno de sus compañeros, hecho prisionero y al que le han obligado a presenciar ejecuciones, les ha delatado…
Con estos complejos mimbres, el actor, productor, director de fotografía e ilustre cineasta chino Zhang Yimou – cosecha del 50, uno de los más populares y prestigiosos realizadores de la quinta generación de su país con joyas y obras maestras en su filmografía tales como ‘Sorgo rojo’ (1987), ‘La linterna roja’ (1991), ‘¡Vivir!’ (1994), ‘La joya de Shangai’ (1995), ‘Ni uno menos’ (1999) o la muy especial para esta firmante ‘Amor bajo el espino blanco’ (2010), que se debatió en la primera sesión de nuestra tertulia de cine cuando aún se llamaba La Palabra y la Imagen el 16 de octubre de 2012, entre una inabarcable serie de títulos galardonados con los reconocimientos más importantes – con estos complejos mimbres Zhang Yimou, santo patrón de nuestra actividad para quien esto suscribe, firma, junto a Yonxian Quan y Yiran Pan y filma…
… Esta producción china, fechada en 2021, de 120 minutos de metraje, fotografiada con excelencia por uno de sus habituales, Zhao Xiaoding, y con una notable banda sonora de Jo Yeong-wook. Una producción china que su responsable dedica «a los héroes de la Revolución» y esta firmante añade también, aunque se suponga que están incluídas, a las heroínas.
Una producción china a la que su autor, que sigue haciendo Memoria Histórica, le pese a quien le pese y pese a las prohibiciones y censuras de que fue objeto por culpa de un stablishment intolerante a las críticas, ha dotado de una fascinante factura visual y de una ambientación que es un viaje en el tiempo porque te hace sentir el frío, el hielo, la textura de un tiempo y de una época habitadas por una cruel oscuridad…
Porque te hace sentir, dividida como está en epígrafes que hacen alusión, tanto literal como metafóricamente, a los factores climatológicos y a los pormenores de la operación que esos hombres y mujeres – ¡¡¡esas mujeres tan valientes y guerreras del realizador!!! – afrontan, contra todas las traiciones, atrocidades e insidias de unos villanos deleznables.
Toda esa épica está ahí. Toda la belleza y demoledora ferocidad también. Toda la denuncia de la tiranía también. Todas esas luchas y cuerpos a cuerpos, tan feroces como gráciles, filmadas por el hombre que hizo volar a las dagas y que sigue haciendo volar a est@s combatientes y acróbatas, también. Todas las persecuciones, todo el ritmo, todo el clima, todo el poderío también. Toda la elegancia de la puesta en escena, también. Pero…
Pero… la trama es confusa tanto como las situaciones y va haciéndose cada vez más impenetrable a medida que el metraje avanza. Los personajes no están definidos, ni nos es dado contemplar su evolución, ni sus personalidades. Resulta a veces como un ballet armado e implacable en el que resulta díficil, casi imposible, identificar a un@s y a otr@s y distinguir en qué bando están.
Esta firmante siente que ha primado el espectáculo y la estilización, sobre la inteligibilidad del relato y que este es su pecado capital. Pero es evidente que hay que verla.
ES UNA DE LAS ELEGIDAS PARA DEBATIR EN LA PRÓXIMA SESIÓN DE NUESTRA TERTULIA DE CINE DEL MIÉRCOLES QUE VIENE, DÍA 30, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ. VÉANLA CUANTO ANTES.