SEFF 2022, 19 Edición. Historias Extraordinarias, ‘Blue Jean’: Sección 28

En la Inglaterra de finales de los años 80, con la infausta Margaret Thatcher en el poder, se promulga la muy lesbofóbica y homofóbica Sección 28 por la que «las autoridades locales no deben promocionar intencionadamente la homosexualidad, ni publicar material con intención de promocionarla… ni promocionar la enseñanza de la aceptabilidad de la homosexualidad como una supuesta relación familiar en cualquier escuela subvencionada» Un artículo infame que no fue revocado hasta el 2000 en Escocia y hasta el 2003 en el resto del Reino Unido.

Sigue explicando Wikipedia que «profesores y personal de enseñanza tenían temor a discutir la homosexualidad con sus alumnos por miedo a perder las subvenciones estatales… su existencia llevó a muchos grupos a cerrar, a limitar sus actividades o a autocensurarse»

En este contexto, tan represivo y castrante, se desarrolla esta historia. Su protagonista es Jean, una joven profesora de gimnasia querida por sus alumnas y por el claustro, divorciada, con una hermana más convencional, casada con un hombre no especialmente agradable y un sobrino adorable. Y que está enamorada de otra mujer con la que mantiene una relación apasionada pero secreta.

El hecho de que Viv, su pareja, viva abiertamente su sexualidad, esté comprometida con su causa y que, junto a sus amigas, tenga un grupo de apoyo a las lesbianas más marginadas… provoca más de un conflicto entre ellas, aunque se respeten mutuamente. Pero todo estallará cuando una alumna de Jean, de 15 años, aparezca en el club donde todas se reúnen, lo que provoca una reacción paranoide en ella y que luego la misma chica sea provocada por otra, tendiéndole una trampa, para que parezca lo contrario. El claustro, con Jean incluída que lo presenció todo y calla, toma partido, directo o indirecto, por la agresora y supuesta víctima. Y a partir de ahí…

La guionista y cineasta británica Giorgia Oakley, cosecha del 88, debuta aquí en el largometraje, cuyo guion también escribe, con una mirada asombrosamente madura. Una mirada tan política como personal – queda especialmente claro en este caso que lo personal es lo político- tan activista como privada, compleja y lúcida en la que sabe mostrar, y comprender, las diferentes posiciones de las dos mujeres y la de la chica.

Pero también que no hay equidistancia posible y que su compromiso con estas opciones sexuales y contra la legislación que las reprime es clara y rotunda. Como diáfana es su intención de mostrar la Memoria Histórica de tales orientaciones marginadas y criminalizadas hasta hace muy poco tiempo en su país. Como inteligente es su elección narrativa de dejar un final abierto, no el feliz o acomodaticio al uso, en el que algo sí ha cambiado para bien.

Producción inglesa, de 97 minutos de metraje, con unas correctas fotografía, firmada por Victor Seguin, y banda sonora, firmada por Chris Roe, que sirven bien a la historia. En su reparto también solvente y creíble, destacar sobre todo y todas a una estupenda Rosy McEwen. Ha cosechado 11 nominaciones en los BIFA, premios del cine independiente británico, y el Premio del Público en la Giornate degli Autori de Venecia.

Deberían verla.

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