Sevilla 25N, Black Friday: El Viernes Negro del totum revolutum

Quien esto firma ha desertado, con hondo dolor de su corazón, de la manifestación sevillana del #25N. Una manifestación presuntamente unitaria que mostró bien a las claras la profunda división del feminismo y de lo que no lo es… Una manifestación bajo el lema – demasiado amplio, tanto que casi estaba vacío de contenido – » El Feminismo contra la Violencia Patriarcal».

Quien esto firma puede entender el ímprobo trabajo de las organizadoras para pactarlo, a fin de integrar en ella a la mayor parte de colectivos y organizaciones posibles. Pero es imposible hacerlo con los contrarios, con las contrarias en este caso.

No se puede mezclar, en un caótico totum revolutum, a representantes del PSOE, de UP y de los sindicatos mayoritarios, impulsores de, y favorables a, la Ley Trans, impulsores de, y favorables a, la del Sí es Sí, con feministas radicales, entre las que se cuenta esta firmante, abolicionistas del género, del porno, de la prostitución y de la explotación reproductiva de las mujeres.

Porque mientras las segundas clamaron por la dimisión de Irene Montero – que, sin contenido y en tono festivo, no era el momento más adecuado para hacerlo – l@s primer@s citad@s tronaban fuera, fuera – que tampoco era el momento más adecuado para hacerlo – en un tono bronco y agresivo.

Y, en medio, hubo quienes aún coreaban contra la Conferencia Episcopal… Con un único eslogan alusivo al día: «Somos el grito de las que ya no están». Esta firmante piensa que no era procedente esa forzada unión, en aras de un acto mayoritario, de incompatibilidades tan manifiestas, de incompatibilidades tan radicales, políticas, ideológicas y feministas. Y que quienes promueven normas contrarias a los derechos de las mujeres, que también son violencia institucional, no tenían cabida ahí.

O que debieron haberse pactado unos acuerdos mínimos. Puede que se hiciera y se descontroló la situación. El ambiente fue chillón, festivo, miren por donde también en un día como este, vociferante y cualquier cosa menos unitario.

Esta firmante recuerda años en los que marchábamos en silencio, vestidas en su mayor parte con ropas oscuras o negras, coreando los nombres de las víctimas y la cuenta atrás de las cifras de los feminicidios. Esta firmante recuerda convocatorias minoritarias, pero muy dignas y consecuentes, que honraban la memoria de las que ya no estaban.

Porque 38 asesinadas, una de ellas muy pequeña, por parejas y ex parejas. Porque 41 más, que lo fueron en un contexto de terror machista, aunque no sean contabilizadas como tales. Porque 79 ciudadanas menos merecían otro homenaje, otra reivindicación y otro respeto por todas las partes implicadas y presentes, aunque no haya equidistancia posible entre unas y otras.

Escrito queda.

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