Al estar las proyecciones de la Sección Oficial dispersas a distintas horas del día, sólo hemos dado cuenta – y es mucho… – de lo visto en ella. Pero aquí y ahora, cuando son las dos y diez minutos de la madrugada del viernes, 15 de noviembre, mientras se escriben estas líneas, es justo dejar constancia de la más que notable película proyectada esta misma noche. Se trata de ‘E agora? Lembra – me’. Su guionista y realizador es el portugués Joaquim Pinto, cosecha del 57, que tiene entre sus créditos haber coordinado el equipo de sonido en filmes de Manoel de Oliveira, Raúl Ruiz y Werner Schroeter.
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Sobre el papel, la sinopsis sigue al protagonista, él mismo y a su marido, Nuno Leonel -con quien ha compartido, además, la fotografía, el montaje y el sonido, aparte de ser ambos personajes centrales de la cinta – en el diario de un año de un cineasta seriamente enfermo de VIH, y hepatitis C, que se somete a tratamientos ortodoxos y experimentales.
Sobre el papel, hemos escrito. Porque es mucho más. Es un recorrido de 164 minutos de duración a través de la vida, del cuerpo, de la mente, del intelecto, de los recuerdos, de los miedos, de las inseguridades, de las fortalezas, de los síntomas, de los efectos secundarios físicos, mentales y emocionales minuciosamente descritos y sentidos. Del día a día, de la búsqueda y curiosidad sin límites por esos virus que corroen su organismo. De los viajes, de las dudas, de las teorías, de las lecturas, de las amistades presentes y las perdidas para siempre. De la sexualidad, de su pareja, de la observación de la naturaleza y las criaturas no humanas que la habitan. De sus cuatro perros y un largo, complejo y hermoso etcétera de un hombre culto, de talento y sensible que no se rinde nunca ante la adversidad.
Y a fe que Joaquim Pinto sabe expresarlo y transmitirlo en unas imágenes que pueden ser tan realistas como abstractas. Unas fascinantes imágenes que pasan de la intimidad más cercana a las visiones más entomológicas de insectos, libros, grabados, documentos y tratados. Que pasan del cuerpo a cuerpo con su marido, en el sexo, siempre en el amor, en los cuidados cotidianos y tratamientos, o de las de ambos con sus perros, tan amados y atendidos, a sus viajes y estancias en hospitales y sus críticas a la política de los recortes, especialmente los sanitarios, por los que se ve directamente afectado.
No estamos aquí, de nuevo hay que advertirlo, ante un ejercicio cinematográfico apto para todos los públicos, ni paladares. De hecho, hubo bastantes deserciones a lo largo de su proyección. No resulta fácil aprehender toda su riqueza y carga de profundidad. No resulta siempre asequible por su ausencia de referentes clásicos y al uso, tanto en el terreno del documental como en el de la ficción. Pero… sumergirse en la belleza y singularidad de su propuesta, en su conmovedora y hermosa crónica de un hombre dando cuenta de la vida por la que está luchando, de las facultades y la salud que está intentando no perder, es enriquecerse como persona y como amante del cine. Tómenlo en consideración, no lo lamentarán.