Esta nueva sección del blog estará dedicada a la crítica de dos películas en una sola entrada. Cintas en las que, por cuestión de calidad o síntesis, sea mejor no extenderse. O, simplemente, como es el caso, con el Festival en puertas y con las Hojas de ruta tan entretenidas, por laboriosas y estresantes, han impedido a quien esto firma reseñar lo visto en las salas últimamente.
Así que, aunque queden lejos de su estreno, aún pueden verse en las carteleras ‘El mayordomo’, de Lee Daniels y ‘El quinto poder’, de Bill Condon. Ambas tienen en común ser dramas, tener contenidos políticos, estar basados en personajes e historias reales y estar firmadas por directores que han sido premiados o aplaudidos por la prensa especializada con obras anteriores y gozan de un cierto predicamento. Ambas son estadounidenses y generaron expectativas que se han visto frustradas. Ahora veremos por qué.
Lee Daniels – Filadelfia, cosecha del 59 – obtuvo dos Oscars y muchos reconocimientos más por ‘Precious – tiene, entre sus señas de identidad como afroamericano, una clara conciencia del odio secular hacia su raza en su país. O, en cualquier caso, denuncia el abuso de poder venga de donde o de quien venga, pues en su multipremiada cinta son l@s suy@s, especialmente su madre, quienes la maltratan. En ‘El mayordomo’ dirige su mirada a varias décadas de la historia norteamericana a través de un hombre, un personaje real, que estuvo al servicio de ocho presidentes. Todo ello haciendo especial hincapié en la opresión y el apartheid sufridos a manos de los blancos.
Pese a su intención tan políticamente correcta y a sus asumibles premisas, la cinta deja mucho que desear. Es tópica, esquemática, abunda en lugares comunes y resulta previsible hasta decir basta. Con ese repaso histórico tan sesgado, apenas si los personajes existen como tales, puesto que son meros clichés sin vida, no se desarrollan , ni evolucionan. Ni siquiera la pareja central, Forest Whitaker y Oprah Winfrey, escapa a este aserto. Aquí se cumple con creces aquel dicho de «quien mucho abarca…». Vemos pasar a los distintos ocupantes de la Casa Blanca con la mayor indiferencia. Ni siquiera el presunto broche de oro, con el primer presidente de color, nos transmite ninguna emoción, aunque lo pretenda. Eso sí, el reparto es estelar. Pero… tan desaprovechado como la propia historia.
‘El quinto poder’, aunque fallida desde la opinión de quien esto suscribe, tiene algo más de consistencia y mejor factura. Es más inteligente y presuntamente más compleja, aunque, sobre todo, sea innecesariamente complicada. También recrea a un personaje real y, además, de plena actualidad, Julian Assange, el creador de WikiLeaks. La cinta retrata sus comienzos, con su socio y amigo, Daniel Domscheit-Berg, en uno de cuyos libros se basó la historia.
Bill Condon, su realizador – Nueva York, cosecha del 55 – es tan capaz de lo mejor – ‘Dioses y monstruos’, ‘Chicago’…- como de lo menos bueno- ‘Crepúsculo’ – y aquí no muestra ni una cosa, ni otra. Arranca bien, con la efervescencia de dos jóvenes e inteligentes hackers y programadores haciéndose con los secretos mejor guardados por el stablishment mediático, político y militar, para ponerlos al servicio de una información libre para el pueblo. Mérito de sus atractivos y eficientes actores Benedict Cumberbacht, al borde mismo de la sobreactuación, y Daniel Brühl y notables secundarios como Stanley Tucci y Laura Linney.
Pero la narración resulta farragosa, a fuer de excesivos e innecesarios arcanos informáticos y de una frialdad en el tratamiento de los personajes. Aburre parcialmente sí y esto es pecado mortal con este material inflamable. Y no sólo eso, se escora tanto y tan prejuiciosamente contra el protagonista, a través de la mirada de su antiguo amigo y ahora rival, que pierde credibilidad a marchas forzadas. Se convierte en un pliego de cargos contra el personaje central, tratado poco menos que de lunático…, y contra su sitio web. Condon le ha hecho el juego al sistema tosca y burdamente. Algo indigno de su otrora talento.