Esta película japonesa está estructurada en tres capítulos o historias, todas protagonizadas por mujeres aunque haya dos hombres en las dos primeras. Todas relacionadas con el azar, aunque en la segunda de ellas esté recorrido por la premeditación si bien luego se cierra el círculo de manera casual e inesperada.
Todas remiten a encuentros que generan tanta sorpresa como decepción y, en más de un caso, pérdidas dolorosas. Todas independientes, todas constitutivas de relatos en sí mismas. Todas, a su muy sutil manera, presentan un atípico caleidoscopio de las relaciones contemporáneas en Japón.
Todas, pese a estar filmadas por una mirada masculina, su protagonismo femenino es más que estimulante y, desde luego, complejo. Todas con una puesta en escena muy cuidada y centrada fundamentalmente en los interiores, aunque la ciudad siempre está ahí, visible o invisible.
Todas con luces y sombras emocionales, que se resuelven – aunque alguna sea más esquinada… – en un destello de esperanza. Todas tienen que ver con los afectos, deseos y ambivalencias sentimentales. Todas están narradas desde la elegancia, cuidando el detalle, aunque sus personajes centrales muestren también sus heridas. Pero sin aspavientos, con la contención que regula los contactos sociales y afectivos en una ciudad tan fascinante como Tokio.
En la primera, la confidencia de una amiga a otra en un taxi sobre un encuentro que puede ser decisivo para ella, mientras la urbe irradia su plenitud de luz nocturna… conduce a una oficina donde la depositaria de tales intimidades se enfrenta al sujeto deseado, su ex a quien ella fue infiel y de ahí, la ruptura. Y toda la conversación remueve en ella sus deseos latentes, sus celos ante la relación posible, su ambivalencia.
Algo parecido, aunque desde otra posición radicalmente distinta, se genera en el hombre. El futuro o el pasado. La magia de las promesas frente al vínculo que sigue vivo, aunque resultara muy doloroso. Hasta la resolución está llena de interrogantes y de sorpresas.
En el segundo, un joven chantajea a una mujer adúltera a su pesar por una suerte de adicción al sexo nunca manifestada, con la que acaba de tener relaciones y que pretende seguir con su familia, impeliéndola a seducir a un maduro profesor y autor que nunca cierra la puerta de su despacho.
De esa seducción fallida por intervención del azar, aunque muy sugerente, y de un error de consecuencias catastróficas, surge, al cabo del tiempo, un reencuentro con el inductor en cuestión. Y la mujer, gran perdedora de todo el perverso asunto, podrá tomar la revancha…
En la tercera, otro encuentro, genera un cara a cara entre dos mujeres radicalmente distintas, en estatus, en ideas, en estilo y en opción sexual, pues una de ellas es lesbiana y la otra está infelizmente casada. En la casa de la segunda, ambas se sinceran y se muestran tal como son.
Supuestamente son antiguas condíscipulas lo que da ocasión a comentar y comunicarse las impresiones que cada una de ellas causaba en su clase y de cómo, especialmente a la primera citada, marcaron sus vidas.
Pero una pirueta del caprichoso destino les hace caer en la cuenta de que han estado pensando que son quienes no son… ¿o sí?. Porque de ese tiempo compartido, tan intímimamente verdadero, ha nacido una amistad. Aunque nunca más vuelvan a verse…
Producción japonesa, fechada en este año, de 121 minutos de metraje. La escribe su propio director, Ryüsuke Hamaguchi, uno de los más reputados cineastas de su país cuyo cine permanece inédito en el nuestro. La fotografía con mimo Yukiko lioka. Entre su estupendo plantel interpretativo destacar a las cinco espléndidas actrices. Oso de Plata, Gran Premio del Jurado, en Berlín. Todos los reconocimientos le son debidos.
La debatiremos este miércoles, 1 de diciembre, a las 19.30, en Casa del Libro Viapol. Ya no está en cartelera, pero seguro que alguna plataforma la recuperará como se merece. Habitada por las emociones más íntimas y refinadas, su enfoque, tempo, narrativa y tratamiento son tan profundos como gráciles. HÁGANSE CON ELLA. No se la pierdan.