SEFF 2022, 19 Edición. Las Nuevas Olas, ‘Safe place’: La muerte es el enemigo

«La muerte es el enemigo» escribió un afligido Leonard Woolf luego del suicidio de Virginia. Quien esto firma – que ha contado que, a los 13 años, fue la última persona en ver con vida a un encantador vecino que poco después se arrojó por el patio de luces, algo que nunca olvidará; que ha sufrido pérdidas de personas valiosas y cercanas o peligrosos y reiterados intentos de otras, no menos queridas, por este motivo – sabe, como el director, guionista, actor y uno de los protagonistas de esta película Juraj Lérotic, cosecha del 78, presente en la sala, basada en hechos reales acaecidos en su propia familia – la devastación que provoca y la grietas que abre, en el entorno más próximo, una tragedia de este tipo.

Por ello, ha valorado, más aún si cabe, una ópera prima tensa y desasosegante, cuyo pathos va in crescendo, pese a su contención. Un debut cinematográfico intenso y honesto, que conmociona pero que nunca juega al chantaje emocional. Un debut tras la cámara que ha merecido reconocimientos en festivales importantes, como los de Locarno y Sarajevo.

Un debut que arranca con un hombre, el director citado Juraj Lerotic, corriendo hacia un bloque de pisos, subiendo la escalera, llamando al timbre de una puerta y, al no obtener respuesta alguna, la tira y descubre a otro, su hermano, bañado en sangre. Llama a la ambulancia que se lo lleva y luego debe sufrir el poco empático interrogatorio de la policía como testigo de los hechos.

Porque ‘Safe place’ no sólo habla de los tormentos emocionales insoportables de un hombre, aparentemente sereno, que le llevan a atentar contra su vida haciendo tambalearse, al tiempo, las de su gente más querida: su madre y hermano, que le acompañarán en este proceso. No sólo habla de eso, sino de la violencia institucional, de la falta de humanidad, de una atención tan deficitaria y hostil como la que reciben, fundamentalmente, por parte del sistema sanitario.

Unos médicos y un personal insensibles al shock de una madre y dos hijos, uno de ellos el enfermo. Un enfermo, con fantasías delirantes y paranoicas, al que vigilan tan poco que se escapa del hospital y regresa a la casa familiar. Un enfermo al que reciben un psiquiatra hostil y otro más receptivo pero igualmente ineficiente. Un enfermo al que tales especialistas le comentan lo que nunca debe decirse. Un enfermo que…

Rodada, ya se ha dicho, de una forma austera aunque sin dejar de mostrar los cataclismos exteriores e interiores de los personajes hasta llegar al climax final… es un relato fílmico de una madurez notable y de una notable voluntad de estilo en su puesta en escena, que nunca devora a lo narrado. Una estimulante sorpresa de un cineasta a seguir.

Producción croata, de 122 minutos de metraje, fotografiada en toda su negrura y matices, por Marko Brdar, hay que destacar, aparte de la excelente composición del realizador, las de Goran Markovic y Snjezana Sinovcic, que completan el trío protagonista.

Si alguna plataforma la añade a su catálogo, no se la pierdan.

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