Archivo mensual: noviembre 2013

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma X: ‘The police officer´s wife’

Enfrentarse a una película como esta tan desasosegante, tan desgarradora y brutal, pero tan minimalista y tan aparentemente serena – estructurada en capítulos cortos – cincuenta y nueve – con su enunciado de principio y final cada uno – como ‘La mujer del oficial de policía’. Enfrentarse a una puesta en escena que te mece suavemente para zarandearte luego, que te da un respiro engañoso frente a la negrura que la contiene… Enfrentarse a lo más oscuro de la oscuridad humana, asomarse a este precipicio no es una experiencia – la abajo firmante lo escribió ante la visión de ‘Amour’, y Haneke ha sido una referencia que la crítica ha destacado aquí – de la que se salga indemne.

No es una experiencia emocional, ética y estética de la que se sale indemne porque además  Philip Gröning, su realizador la ha compuesto para que todos sus epígrafes conformen diferentes tonalidades en las que se da cuenta de la vida de una aparentemente idílica pareja con su hija pequeña, hasta que el abismo se deja entrever y se muestra en toda su feroz crueldad. Mientras,  la cámara registra retazos de su casa, de su barrio, de la ternura y el cariño que presiden las relaciones entre madre e hija, de un hombre anciano que está solo, del trabajo de él, del tiempo, de las estaciones, del zorro que busca comida por el vecindario, de canciones, de juegos…

Y también de moratones, de brutalidad. De un ambiente doméstico en el que se pasa del amor al odio de la forma más arbitraria. De deseo, de sexo, de un atroz abuso de poder marcado en la piel de la protagonista. De la generosidad sin límites de la esposa. De las mutuas dependencias que, en tal relación, siempre revierten contra ella. De lo que puede fácilmente reconocerse como síndrome de la mujer maltratada. De la alienación más extrema y el aislamiento más total en el infierno de las cuatro paredes. De víctimas, de víctimas de las víctimas, de víctimas de las víctimas de las víctimas en una destructiva espiral hasta el desenlace.

No les engaño si les digo que su visión es incómoda, durísima, difícil, todo un reto. No les engaño si les digo que su metraje es de tres horas. No les engaño si les digo que es claustrofóbica, desasosegante, de una tensión insoportable. No les engaño si le digo que hubo muchas deserciones durante su proyección. No les engaño si les digo que se echa de menos una factura algo más clásica y confortable. No les engaño si les digo que es transgresora, radical e insobornable hasta lo más doloroso. No les engaño si les digo que no les abandona al finalizar, que se la llevan a casa, que sus imágenes y su impacto permanecen en la retina horas y días después. No les engaño si les digo que su puesta en escena, su reparto, su equipo técnico-artístico son admirables.  Avisad@s quedan, pero no les engaño si les digo que estamos ante una obra mayor.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma IX: ‘We are the best’

El realizador sueco Lukas Moodysson, cuya cinta ‘Fucking Amal’ nos dejara hace décadas un grato recuerdo, presenta en Sevilla su última propuesta que ha generado expectativa, ‘We are the best’. Expectativas que, desde el punto de vista de quien esto suscribe, se han visto más que frustradas.

http://www.youtube.com/watch?v=R33H0ONZcSY

La historia sigue a dos amigas de 13 años, transgresoras e irreverentes en estética e ideología. Rebeldes vocacionales en el Estocolmo de los 80, cuestionan todo lo que les rodea, incluyendo a sus propias familias, aunque mantengan fuertes lazos afectivos con ellas.  Y, desde luego, su centro escolar donde son los bichos raros, con sendos cortes de pelo a lo mohicano y a tijeretazos, desafiando tanto a las barbies como a los kent y rudos heavies que padecen como condiscípul@s. Además, se proponen como vehículo de su ideología radical, formar un grupo musical como ‘cantautoras’. Pero carecen de educación musical alguna, con lo que ‘fichan’ a una modosa compañera cristiana, tan aislada como ellas, pero en sus antípodas…

Esta primera parte que describe a las chicas, su amistad, sus choques con todo lo que les rodea, es irresistiblemente divertida, fresca y transgresora. Sin perder la ingenuidad y el humor, estas niñas lanzan cargas de profundidad dialécticas a sus interlocutores-as adult@s y coetáne@s. Y la película describe muy bien esa desarmante mezcla de inocencia y descaro que las caracteriza y se suceden las situaciones más cómicas. Como el cambio de look de su nueva amiga…

Pero, lamentablemente, todo se va al traste en la segunda mitad. Aparecen tres chicos de otro grupo en escena y, con ellos, las rencillas, los celos, las envidias, las inseguridades con un tratamiento tópico, facilón y, sobre todo, aburrido. El bajón de interés y ritmo es notable y ya no lo recupera. Una pena.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma VIII: ‘Jimmy P.’

La cinta que nos ocupa, responsabilidad del francés Arnaud Desplechin y cuyo país la coproduce con Estados Unidos, narra la historia de un indio blackfoot, que combatió en Europa, y que sufre de distintos trastornos físicos como secuelas postbélicas. Tales como vértigos, ceguera, alucinaciones visuales, pérdidas de audición, terribles migrañas y es ingresado en un hospital militar de Kansas. Pero como, en compañía de los otros pacientes, afectados de serios desórdenes mentales y cerebrales, su estado empeora, el hospital recurre a un psicoanalista y antropólogo francés, experto en culturas indias. Así comienza una terapia muy particular…

El realizador se sirve de una buena factura y un atractivo reparto para ofrecernos un producto más que convencional. De hecho, su puesta en escena le acerca más a un tratamiento norteamericano que el que le hubiera dado el cine galo. Y aunque tenga algunos destellos de humor, ingenio e interés es la típica cinta comercial que puede funcionar muy bien en taquilla, pero que en este Certamen es una más de relleno. Ni estética, ni de fondo o forma, ni mucho menos de lenguaje, cumple las mínimas expectativas que se esperan de la programación del Festival y de la Sección Oficial, concretamente.

Ni se hace una lectura política, ni social y apenas si se pasa de puntillas por la xenofobia, en aras de un tour de forcé interpretativo entre Mathiew Amalric , un tanto histriónico… y un competente Benicio del Toro. En aras de un análisis que se pretende ocurrente y es previsible hasta decir basta. Lleno de tópicos y de clichés, salvo por los vocablos del idioma y ciertos usos de los blackfoots. Y aún así… La puesta en escena y el tratamiento son planos, lineales y previsibles. Aburridos. Ni siquiera el encanto de Gina McKee, más que desaprovechada, salvan la función. Lástima.

SEFF Xª Edición. Toma VII. Sección Oficial: Sacro GRA

El mismísimo y flamante León de Oro de la Mostra que, por vez primera, concede el máximo galardón a un documental, Gianfranco Rosi, ha tenido un encuentro con la prensa, tras la proyección de su película, ‘Sacro GRA’, en el que Sevilla Cinéfila estuvo presente. Se trata de un director, productor y guionista, nacido en Eritrea, nacionalizado italiano y residente en Nueva York, en cuya Escuela de Cine se formó como cineasta, teniendo como profesor nada menos que a Martin Scorsese.

El realizador italiano ha comentado muchas cosas, a cual más interesante, e incluso se ha emocionado, ante una pregunta de la firmante de este blog, al recordar la situación de Italia, «su país sin identidad». Expresivo, lúcido, generoso y expansivo, nos ha regalado datos, informaciones y matizaciones curiosas y enriquecedoras, que complementan la visión de su película y casi nos dan la crítica ya hecha…

Como por ejemplo, que empleó casi dos años y medio en filmarla. Que para él, este GRA (Grande Raccordo Anulare) la autopista de circunvalación de 67 kilómetros que rodea a Roma, ha sido el descubrimiento de un «lugar que me pertenecía». Pero también un «lugar de marginalidad y de exclusión». Que nunca había rodado – «detesto rodar» – en un espacio tan grande y que, por lo mismo, tuvo que crear un espacio mental, psicológico, donde se sintiera cómodo. Que tuvo como referencia de esta historia, ‘Las ciudades invisibles’, de Italo Calvino. Que por eso quería que Roma estuviese de fondo, que no apareciera. Que restara y no sumara. Que no tuviera una estructura narrativa típica.

Que su trabajo con los peculiares pobladores de tan enorme autopista, de esa fauna humana tan variopinta y singular, fue muy complejo. Que tuvo que seleccionar de entre ell@s y excluir a otr@s. Que les trató durante muchos meses y que les agradece la generosidad que tuvieron al permitirle entrar en sus vidas. La familia ecuatoriana con el hijo DJ, el aristócrata digno y culto venido más que a menos y viviendo con su hija en un cuchitril, sin quejarse nunca, el pretencioso que negocia con su palacete hortera, escenario de fotonovelas, las go gós, los travestis, los conductores de ambulancia, las mujeres prostituídas, el científico que estudia las enfermedades de las palmeras…

Así ha construido este documental, este docudrama en realidad, con esa exhaustividad y esa agudeza en el retrato de las gentes que pueblan ese GRA, esa enorme autopista  – ‘la nueva Vía Veneto’ – a cuyas intimidades nos acerca, como si fueran ventanas indiscretas, a través del ojo de su cámara. Cabe reprocharle algún que otro bajón de ritmo y algún estereotipo en la selección de sus personajes pero sin ser una obra maestra, sí es una cinta más que estimable. Compruébenlo.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma VI: ‘Stray dogs’

Hay jornadas en el Festival en que coinciden dos películas con temas y estilos diferentes, pero con puestas en escenas similares. Hoy, por ejemplo, han tocado los planos fijos. Así en la española de Fernando Morais,  ‘Los chicos del puerto,’ integrada en Las Nuevas Olas, y en la protagonista de esta entrada, de la Sección Oficial, la franco-taiwanesa, Gran Premio del Jurado en Venecia y con críticas superlativas, ‘Stray dogs’, de Tsai Ming-Liang.

Esta apuesta por una planificación lenta, morosa, en la que la cámara permanece y se mantiene en una escena durante minutos. O, lo que es lo mismo, abarcando y produciendo el efecto de una gran profundidad de campo, sea teniendo como motivo el paisaje o a los personajes, sea en primer plano o integrados en el entorno, es una de las señas de identidad del realizador y la película que nos ocupan. Incluso hasta la exasperación, incluso hasta la deserción, escalonada pero palpable,  de un buen número de espectadores.

La historia, inequívocamente oriental, aunque la coproduzca Francia, sigue a un hombre al que acaba de abandonar su mujer y malvive en un contenedor junto a sus dos hijos. Estos prueban comidas en los supermercados, especialmente en una gran superficie, y vagan libremente por ahí. Entre tanto, el padre trabaja sujetando una pancarta -anuncio de una inmobiliaria – junto a una autopista, mientras rumia su dolor y desgarro ante su pérdida amorosa. Pero, inesperadamente, ocurrirán cambios en estas vidas marginales.

Esta sinopsis, así expuesta, parece dinámica pero nada más lejos de la realidad. No será quien esto suscribe quien niegue a la cinta una gran belleza plástica y una intensidad emocional, incluso extrema, en el protagonista masculino. No será quien esto suscribe quien le niegue cierto lirismo y una peculiar captación de ambientes diversos, en una urbe hostil a su ciudadanía más desfavorecida. No será quien esto suscribe quien le cuestione sus narrativas y estéticas transgresoras de fondo y forma.

Sí, pero… todo ello se ve nublado cuando el ejercicio de un estilo llevado al límite devora al propio relato, a lo que debería ser un mínimo desarrollo de los personajes y sus interrelaciones e incluso a la comprensión de sus conductas y reacciones. Todo ello es postergado aquí en aras de planos eternos e inamovibles sean de un espacio, sean de la naturaleza, sean de grandes superficies, sean de rostros en el acto de mirar, o devorar comida o llorar, o cantar o limitarse a ser pequeños puntos dentro de un gran entorno.

Y todo ello a las cinco de la tarde…

SEFF Xª Edición. Sección Oficial.Toma V: ‘10.000 noches en ninguna parte.

Su rodaje duró diez años. No trabajamos con guión. Empezamos en Berlín y acabamos en Madrid. Improvisamos sobre biografías, emociones. La mirada de Ramón me hace actriz. Parece que nos deja libres, pero nos ata en corto. En Alemania rodamos en las horas brujas, al amanecer y antes del atardecer. Me paso todo el tiempo jugando y flotando. En París corríamos de verdad, porque nos persiguió la policía en el metro. Cuesta mucho financiar un proyecto así. Las ciudades a las que siempre has querido ir, te encuentran al final del camino. Compuse la banda sonora dos años después. Ella se lanzó a bailar en la Gran Vía. Aunque muestra el lado oscuro, es sobre el perdón…

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Frases como estas, transcritas con mayor o menor fidelidad pudieron oírse esta mañana en la multitudinaria rueda de prensa posterior a la proyección de ‘10.000 noches en ninguna parte’, de Ramón Salazar junto al que estuvieron sus protagonistas Andrés Gertrúdix, Nawja Nimri, Susi Sánchez y Lola Dueñas. La historia trata sobre las tres vidas paralelas, y radicalmente distintas entre sí, de un joven en las tres ciudades citadas.

Así pues, lo vemos en la capital francesa con una amiga muy especial, en Berlín confraternizando en todos los sentidos con dos mujeres y un hombre y en Madrid, en el lado más sórdido, sobreviviendo a una dura situación familiar. En el ya citado libérrimo ‘guión’, que también firma el director, pasamos de unas situaciones a otras casi sin solución de continuidad o con un finísimo hilo conductor.

No cabe duda de que Ramón Salazar – Málaga, cosecha del 73 – ha hecho un giro arriesgado en su filmografía y lo cierto es que la cinta tiene destellos y hallazgos brillantes y cuenta con un excelente equipo técnico-artístico. Pero también lo es que con esos mimbres no se sostiene una historia. Pero también lo es que ese material narrativo debería pecar de contención y no de excesos ‘líricos’ o pseudopoéticos. Pero también lo es que la puesta en escena se convierte en su peor enemiga cuando juega a la ingravidez y a la sutileza. Pero también lo es que la improvisación, por trabajada que haya sido, se resuelve en contra de la coherencia y consistencia de lo narrado. Pero tampoco vale el todo vale. Pero también le sobran pretensiones, pretenciosidad y le faltan ironía y sentido del humor. Lástima.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma IV. Un cuaderno por abrir…

Esta crónica no va a sentar precedente y será la excepción que confirme la regla. Pero también podría haberse titulado ‘Un episodio en la vida de una bloguera que cubre el Festival’. Ocurrió que esta tarde quien esto firma estuvo presente en la muy estimulante rueda de prensa que ofreció el director bosnio Danis Tanovic – responsable de ‘Un episodio en la vida de un chatarrero’ – que fue generoso y se extendió en las respuestas a las cuestiones que le planteamos las personas acreditadas asistentes. La actividad tuvo lugar a las 16.30 y a las 17.15 estaba programado el pase de prensa de la coproducción entre Alemania, Austria, Francia y Hungría, ‘El gran cuaderno’, del realizador de este último país, János Szász.

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Pues bien, una vez finalizado el encuentro con Tanovic, quien esto suscribe se dirigió al cine donde proyectaban la citada película. Y con la apertura de estas sesiones a un amplio espectro de público, coincidiendo con el fin de semana, la sala estaba a rebosar y no había ningún sitio. Pese a ello, la amabilidad de Miguel Ángel Parra logró mi acceso, aunque fuera de pie.

La historia sigue a dos gemelos varones de 13 años cuya madre, a fin de preservarlos de los efectos de la segunda conflagración mundial en su país, les abandona – con la promesa de volver- en casa de su abuela en una granja alejada. La mujer es vengativa y cruel y los maltrata. Ante la hostilidad del entorno, los niños deciden fortalecerse con duras pruebas físicas, mentales y emocionales. Mientras, van dejando constancia de su cotidianidad allí y de cuanto ven en el gran cuaderno a que hace alusión el título.

Obtuvo el Gran Premio en Karlovy Vary y adapta una novela homónima de la prestigiosa Agota Kristóf. Venía precedida de tanta expectación como de división de opiniones de la crítica a su paso por otros Festivales. Y lo cierto es que, hasta donde quien esto suscribe pudo verla, la puesta en escena resultaba lineal y plana, pese a los duros acontecimientos que cuenta. Responsabilidad, sin duda, del abuso de la voz en off. Un exceso que denota tanto la falta de recursos visuales, como un erróneo enfoque del respeto a la obra de partida.

Pero quien esto suscribe abandonó la sala en el momento justo en el  que confluyeron la incomodidad de su posición y la perturbación de su sensibilidad, ante los ataques de los simpáticos hermanos a ciertos animales de la granja como parte de su entrenamiento. En fin…

(NOTA: La foto que ilustra la crónica es del gabinete de prensa del Festival y su autor, Antonio Acedo)

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma III.’ Camille Claudel 1915

Antes de entrar en materia, nobleza obliga, quien esto firma debe hacer constar que en la sesión de esta mañana, en la que se proyectó la película que nos ocupa, se ha impuesto el buen sentido y se ha dado prioridad en la entrada a la sala a l@s acreditad@s de los medios. Escrito queda.

Afirma Bruno Dumont – Francia, cosecha del 58 -, y lo ha hecho esta mañana en la rueda de prensa posterior al pase de su cinta, que siendo joven tenía un póster de Camille Claudel en su habitación, porque era su ídolo. Que era una mujer fuerte y deslumbrante, una artista genial y también, por lo mismo, una figura trágica. Que tenía una conciencia clara de su talento y, por ende, de ello se derivaba una cierta soberbia y un cierto desprecio por otro tipo de gente menos dotada. Que esto lo compartía con su hermano, el poeta Paul Claudel.

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Que se ha basado para hacer la película en la documentación aportada, entre otros documentos, por la correspondencia entre los dos hermanos, entre Paul y los médicos de ella y en otros escritos. Que no ha hecho una escritura fílmica al uso. Que no pensó en Juliette Binoche y fue ella quien le llamó para interpretar al personaje. Que la actriz hizo las pruebas pertinentes, aceptó rodar sin guión, sin maquillaje, en una institución real y con enferm@s reales, seleccionad@s y asesorad@s , durante la filmación, por sus doctores-as.

Que la escultora sí padecía una paranoia diagnosticada, pero que esto no justificó su internamiento de por vida, desde 1913 hasta su muerte. Que su historia terrible es una tragedia contemporánea. Que su condición de mujer creadora y su vida amorosa fueron piedra de escándalo para la sociedad, su familia y su época.  Y que pagó un alto precio por su libertad. Lo dicho, palabras del responsable de esta obra cinematográfica.

En 1915, la protagonista – una inmensa, luminosa, estremecedora y desgarrada Juliette Binoche – contaba con cincuenta años y llevaba dos internada en en el manicomio de Montdevergues. Su familia prohibió que recibiera visitas y nunca fueron a verla. Pese a su recuperación y a sus deses perados ruegos a Paul, el único en interesarse por ella, permaneció allí hasta su muerte, en 1943,  y  reposa en una tumba sin nombre, sólo con los números 1943-n392, en el propio cementerio de la institución mental.

El realizador describe este itinerario trágico dando cuenta precisa del discurrir de los días sin huella, pero intensamente desdichados, de una criatura única y llena de talento, enterrada en vida sin poder esculpir, y rodeada de seres alienados de los que la separaba un abismo. Pero Dumont, curiosamente, no asume lo que paradójicamente expresa tan bien en su filme. La posición paternalista y cómplice del hermano en el cruel encierro de la artista. Su autoridad manifiesta y su poder para decidir su destino. Y tampoco la superioridad moral de que hacía gala, tan bien expresada en su conversaciones con el sacerdote…, por el hecho de considerarse iluminado por la gracia de Dios y de su conversión religiosa. Y de cómo esta circunstancia afectó a su atribulada hermana.

Lecturas que están ahí, aunque su firmante no lo reconozca abiertamente. Como el partido que toma sin paliativos por esta mujer, por las mujeres. Así que, por todas estas cosas y por su puesta en escena serena y elegante, el tratamiento del paisaje y de los personajes – aunque, a veces, chirríe la representación fílmica de l@s enferm@s reales, su tempo lento y cadencioso, merece la pena ver esta cinta. Un digno homenaje a una creadora única y extraordinaria.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial.Toma II. ‘Un episodio en la vida de un chatarrero’: Márgenes

Antes de entrar en el análisis de esta segunda propuesta de la Sección Oficial, hay que hacer constar que no es de recibo que gentes de la prensa y de los distintos jurados se hayan quedado literalmente sin sitio, en beneficio de espectadores que nada tienen que juzgar, ni escribir, ni reseñar. Esto ha ocurrido en la película de hoy y no puede, ni debe, repetirse. Sin entrar a cuestionar la apertura de estas sesiones a otros grupos, habría que dar prioridad en la entrada a l@s acreditad@s antes del comienzo de estas proyecciones y luego que pasara el resto del público. Es lo justo y se ha hecho, sin perjudicar ni discriminar a nadie, en otras ediciones de este Certamen.

Dicho esto, esta cinta superior sí que es, afortunadamente, el reverso de la moneda de la que la ha precedido. Su responsable, el bosnio Danis Tanovic, cosecha del 69, obtuvo ya un éxito internacional y numerosos reconocimientos con ‘En tierra de nadie’. Ahora con ‘Un episodio…’ se ha hecho con el Gran Premio del Jurado y el de Mejor Actor en el Festival de Berlín.

un dia en la vida de un chatarrero

La historia da cuenta de la paupérrima existencia  de un hombre, su mujer y sus dos hijas que sobreviven gracias a la búsqueda y venta de chatarra por parte del marido, mientras la mujer saca adelante al hogar y a sus hijas, dos niñas pequeñas. Embarazada de cinco meses, le sobreviene un aborto y le es negada la asistencia sanitaria por no tener tarjeta. El episodio en cuestión es la carrera contra reloj que emprende la familia para conseguir que atiendan a la esposa que padece fuertes dolores, sangra abundantemente y corre un grave riesgo de morir. Por si esto fuera poco, les cortan la electricidad por impago.

Esta dramática sinopsis no hace justicia al tono de la película que presenta los hechos con serenidad, sin acentuar la trágica situación en la que este grupo humano de parias de la tierra se ve inmerso. No hace falta. Sólo con mostrar su casa, su durísima forma de vida y sus vanos intentos por conseguir una atención médica de urgencia. Sólo con mostrar  la inenarrable crueldad de unas ordenanzas y un@s  doctores-as inmunes al sufrimiento y al dolor de una paciente no ‘identificada’ a la que pretenden cobrar una fortuna por sus servicios.

Sólo con mostrar la naturalidad de un reparto no profesional, la solidaridad de vecinos y parientes unidos por un destino de marginación. Sólo con mostrar a una gente que no se revuelve, que apenas si se queja, aunque sí se las ingenia para salir de una situación límite. Sólo con mostrar el agradecimiento y la bondad de que hacen gala, su fe inquebrantable, la alegría desarmante de las niñas… y con hacerlo, y describirlo tan bien, en el entorno de un paisaje gélido y gris, tan hostil como el estercolero social en el que se desenvuelven.

Sólo con eso, que es tanto, con esa mirada tan ajena a cualquier aspaviento, pero que retrata sin que le tiemble el pulso este episodio, este relato terrible y triste… Sólo con eso consigue registrar otra Europa nada complaciente, la de l@s desheredad@s de la fortuna. No se la pierdan.

SEFF Xª Edición. Sección Oficial. Toma I. ‘Tres bodas de más’: Misoginias ‘románticas’

Javier Ruiz Caldera – Barcelona, cosecha del 76, responsable de ‘Spanish Movie’ y ‘ Promoción fantasma’ – inaugura esta décima edición del Festival de Cine Europeo y la Sección Oficial con esta su última propuesta que parece ser que ‘entusiasmó en Venecia’, y que se sale del esquema habitual de las cintas que suelen concursar en este y otros Certámenes. Ese aspecto es el único ‘rompedor’ que tiene un filme que, desde la opinión de quien esto firma, hace aguas por todas partes.

Veamos una investigadora treintañera, que trabaja con langostas…, ingenua y fracasada en el amor, con unas compañeras de equipo y una jefa que son unas auténticas arpías, es invitada, en el plazo de un mes, a las bodas de tres de sus ex, a cual más particular.  El último, el que la acaba de plantar en plena celebración del matrimonio de una pareja amiga, teniendo como testig@stod@s l@s compañer@s de mesa. Un cirujano plástico y un becario la ayudarán a aclarar sus confusiones sentimentales…

Con un arranque brillante y divertido, la película naufraga estrepitosamente en esa imposible combinación de la voluntad de transgresión de lo políticamente correcto, que deviene en zafiedad maniquea, y en la pretendida y alocada desmitificación del género romántico, incurriendo en todos sus tópicos. Previsible, copista, facilona, esquemática son términos que se le pueden aplicar sin ninguna reserva. El que tenga, que los tiene, momentos ocurrentes y divertidos no la salva.

Su visión de las mujeres es, para empezar, de juzgado de guardia. O son unas arpías o unas zorras, o unas estereotipadas representantes del más sexista ‘eterno femenino’. O unas colgadas, o tontas pseudoingenuas – como la propia protagonista, una esforzada Inma Cuesta – quien, aunque tenga sus destellos, aún le falta madurar como actriz de comedia. Rossy de Palma se la merienda viva en las escenas que comparten, sin ir más lejos – a la que hasta su becario le tiene que hacer los deberes del laboratorio. Vamos a no hablar de las langostas… que quien esto firma es antiespecista y contraria a la experimentación animal. Dicho queda.

Tan burdo planteamiento de personajes lastra una historia en la que tampoco los caracteres masculinos salen bien parados. Pero tienen, salvo la excepción del más que encorsetado que encarna Quim Gutiérrez, una cierta ternura y un toque entrañable que se les niega a los femeninos, con excepción del aunque excesivo, más divertido, de Rossy de Palma.

Sonrojantes son los dejá vu , de copio y pego, que la pueblan. El todo vale de los momentos estelares del cine norteamericano pasa hasta por plagiar un momento antológico de ‘La fiera de mi niña’… Y luego están las caídas de ritmo, los desfallecimientos de un guión lleno de oquedades y vacíos. Entre guiños facilones y tiempos muertos va transcurriendo un metraje alargado que presenta un país tan irreal, habitado por gentes sin consistencia alguna que no resisten el más mínimo análisis. Pretende ser irónica y corrosiva y se queda en una triste pompa de jabón. Con buena factura, eso sí. Al servicio de nada.

Pero a tenor de los aplausos recibidos al finalizar su proyección, se le puede augurar una buena carrera comercial. Apena ver a profesionales de talento en esta empresa, tanto en el equipo técnico como en el artístico. En fin…